Por Ivana

Apenas abrí la puerta del departamento, Willy se abalanzó hacia mí y me abrazó fuertísimo, besándome en la frente, en los ojos, en la mejilla, en el pelo y en la boca.

-Me asustaste muchísimo, ninguna de las dos me contestaba.

-Cálmate, vas a despertar a Cata.

-También la extrañé, tenía miedo que le haya pasado algo y que estuvieran en algún hospital.

-Sos un exagerado.

-Las extraño mucho.

Dice, completamente angustiado.

Se me parte el corazón, pero si lo perdono, mañana termina, otra vez, en brazos de otra.

Terminó despertando a Catalina.

Se quedó jugando un ratito con ella, le di de comer a mi bebé, con la mirada de Willy que no se apartaba de mi pecho, me ponía nerviosa al sentir sus ojos en mí.

Willy comió algo en nuestro departamento, por qué estaba tan nervioso que no había podido cenar.

-Estás exagerando.

-Me asusté mucho.

-Nosotras, en cambio, pasamos una tarde divertida.

Comienza a contar, feliz, Ludmila.

-Es insoportable la preceptora del colegio de los chicos.

-Se