Por Siempre
Por Siempre
Por: Enrys B
Introducción

Introducción

Introducción: Hace 18 años...

Introducción

Hace 18 años atrás…

—Debe estar por aquí, no se detengan hasta hallar ese maldito collar. —Demanda una voz ronca y rasposa, haciendo temblar de terror a los pocos lacayos que están al alcance del oído.

Balthazar ve como sus sirvientes revisan cada lugar del altar, ignorando los cadáveres que parecen momias de hace miles de años esparcidos por el suelo. Balthazar se siente vivo una vez más, poderoso, joven con toda la energía y la magia que pudo obtener, pero sabe que no es suficiente, ya no. Desde hace unas décadas atrás comenzó a tener ciertos efectos adversos, la magia requerida para realizar hechizos era cada vez mayor, el tiempo entre su periodo de absorción se hacía cada vez menor. Debía encontrar una manera de solucionar su condición, Balthazar debía hallar una solución.

Intentó engañar a las brujas, ocultando su verdadero yo para obtener información. El pequeño aquelarre al que visito no lo descubrió, conformado por solo cinco mujeres, fue fácil obtener la información que requería de ellas. Las Moiras, las representantes terrestres de la Triple Diosa. Mujeres poderosas, capaces de ver el flujo del tiempo y el destino de todos, las encargadas de tejer. Las únicas que podrían conocer lo que por años ha hecho en secreto.

Balthazar partió al viejo mundo, recorrió los viejos caminos, llenos de magia del mundo caído, con los poderes de los viejos Dioses y llegó al templo donde halló la fuente de todas las respuestas. Donde secuestró a su amada y quién le dio lo que tanto anhelaba: La Manzana Dorada.

—No está, señor. —Dice su mano derecha, sacándolo de sus recuerdos, todo para hacerlo enojar.

—¿Cómo que la Estrella del Norte no está? Debe estar en este templo, estas brujas lo custodiaban día y noche. —Brama, molesto con la situación.

—Se lo han llevado, mi señor. Hay un rastro de energía del más allá en el lugar señor. Un vampiro o un nigromante lo pudo tomar. —¿Alguien se lo llevó? Extiende su mano y susurra un hechizo de purificación inversa, la energía de la vida detenida y fría recorre sus huesos, fue un vampiro. Un maldito vampiro tomó el collar.

—Llamar a los demás y limpiar el lugar, comenzaré el ritual para hallar a la rata que me quiso robar. —Demanda, haciendo que todas sus Sombras asienten y se inclinen ante él.

Un vampiro, ¿Cómo demonios se enteró ese vampiro que el collar estaba resguardado en este lugar? ¿Cómo puede obtener esa información? Nadie podría haber sabido que vendría a este templo, solo… Clarisa. Esa perra traidora.

—Sombras, destruyan este maldito lugar. Hay que cazar a una perra traidora a la brevedad.

Balthazar sale del lugar y se dirige a su auto, debe acelerar su regreso. Clarisa está embarazada, no pudo haber contactado ella sola con un vampiro, no sin ayuda. Debe atrapar al traidor que reside en su hogar.

Clarisa respira profundamente mientras ve a Andrew tomar su dolor con una sonrisa de lado. Una leve inclinación en su labio es el único indicio de emoción después de pasar la labor de parto.

Afuera, el cielo mismo parece un espectáculo de luces y sonidos, los flashes de los rayos y relámpagos acompañados detrás por retumbares poderosos dejarían a cualquier persona o animal temblando, también el fuerte torrente de agua que cae desde el cielo que, desde adentro, señala el inicio de un demoledor invierno. Dentro de la casa una señora termina de limpiar el pequeño recién nacido que tiene en brazos y se lo entrega a su madre, quien rápidamente lo acerca a su pecho, envolviendo con amor y cuidado a su alrededor.

—¿Estás seguro de que no te siguieron? —pregunta la mujer mayor, mirando con desconfianza al joven que sigue al lado de la muchacha, aunque ella ya no requiera su habilidad.

—Es bastante seguro que no lo va a descubrir por un tiempo más, estaré atento por si acaso. —dice, voz desprovista de cualquier emoción, igual que la inexpresividad de su rostro.

Ruth asiente, no queriendo perturbar al joven. Se están jugando el pellejo, todo para cambiar el Destino, pero el Destino requiere equilibrio, un intercambio, todo cambio requiere un precio. Ruth teme el precio que tendrán que pagar por salvar la vida de Thomas.

Clarisa ve a su pequeño retoño, rosa y arrugado por el parto, más calmado después de haberse amamantado. Su hijo en un pequeño pedazo de ella, con un mata de cabello fino sobre su cabeza, sus ojos son un azul cerúleo, como la mayoría de los recién nacidos. El está vivo, respira y está sobre su pecho, haciendo pequeños movimientos mientras se adapta a su nuevo entorno. Clarisa lo ama, lo ama tanto. Sabe en su interior que tomó la decisión correcta, que no se arrepentirá de esto, aunque lleve tiempo, ella criará a su hijo lejos y serán felices.

—Nos iremos al amanecer. Hemos preparado otro asentamiento para que te traslades. —Informa el vampiro recientemente convertido.

Andrew mira a las ocupantes de la habitación detenidamente, si las cosas van como lo espera este bebé será el primer paso en su venganza hacia el malnacido que le tendió la trampa y por la cual ahora es un vampiro.

Andrew quiere ver de nuevo a Arthur y a su sobrino Ángel, quiere poder estar ahí para su hermano y su sobrino, quiere tantas cosas en la vida que ahora ya no podrá tener. Está muerto, murió como cazador, cazando un monstruo que había empezado a sacrificar vírgenes en un pueblo remoto. Murió salvando a niños, murió con honor, si tan solo se hubiera quedado muerto. Ahora es una criatura como las que caza y un cobarde, porque no quiere acabar con su vida como lo requiere el código de cazador, él quiere seguir viviendo, quiere ver a su hermano y su sobrino, quiere protegerlos, y eso mismo va a hacer.

Después de terminar de arreglar la casa para que ambas mujeres puedan dormir lo mejor posible junto con el bebe, se acomodan cada una en su respectiva cama a la vez que Andrew se para en la puerta con pistola en mano como protección. La Moira mayor fue quién lo resucitó, fue ella quién le encargó una misión de la Triple Diosa, ella lo reconoció como un cazador y por ello le dio su don y maldición. Mantener con vida a Thomas. Mantener con vida al niño capaz de ver y manejar el Hilo Rojo del Destino.

El tiempo sigue su curso, la lluvia no amaina y las ocupantes de la cabaña descansan bajo el cuidado del joven. Clarisa, en cambio, no sueña nada, ella está teniendo una visión. Andrew se percata de ello cuando su corazón comienza a latir a gran velocidad, su respiración se vuelve rápida y superficial y comienza a susurrar.

Clarisa se levanta exaltada, un grito ahogado y su cara empañada por las lágrimas, Ruth se despierta segundos después para ver lo que pasa, palideciendo cuando lo logra procesar.

—Se dio cuenta, él está volviendo a la mansión. —dice ella. Vampiro y Druida tragan duro, entendiendo de quién habla Clarisa.

—Mi hermana mayor se lamenta, Andrew. Vuelvo a escuchar su llanto y su voz, pero solo la de ella en esta ocasión.

El llanto de la tercera hermana, el llanto de la hermana mayor solo significa cortar un hijo, significa la muerte de un ser querido. Andrew ve como Ruth palidece, sentándose en la cama con el peso de su vida y edad sobre ella.

—Pues no iremos ya. No moriremos sin pelear. —Exclama, mostrando un atisbo de expresividad.

—Es verdad, debemos cuidar de Thomas.

—Tengo un plan— dice Clarisa, acunando a su hijo y besando su cabello.

Saca el collar de su bolsillo y lo envuelve alrededor de su pequeño niño, la magia antigua resuena con la suya propia y los dos ocupantes del lugar. No es la misma magia que las de sus hermanas, pero sí lo suficientemente similar para cumplir el objetivo original de su hechizo. Magia de vida, de muerte y de equilibrio, una trinidad.

—Τη δύναμη της Μητέρας επικαλούμαι, Τριπλή Θεά, σε ικετεύω να προστατεύσεις τον γιο μου από κάθε κακό και μαρτύριο, σε σένα ικετεύω για προστασία, σε σένα ικετεύω για σωτηρία, σε σένα ικετεύω για απόκρυψη.1 —Cantó Clarissa, el poder resonando en cada aliento, la combinación de su magia asentándose alrededor del bebé como una capa cuando el hechizo hizo efecto.

—Debes irte, Ruth. Debes llevarlo a los cazadores, Thomas estará seguro con los humanos. Él no lo buscará allí. Andrew, debes llevarme al templo en breve. —Ordenó, abrazando a su bebé más cerca.

—¿Qué planeas, Clarissa? —acepta Ruth, acercado para agarrar a su nieto.

—Darles una oportunidad. No me voy a rendir, debemos matar de una vez por todas a Balthazar.

—¿Con quién lo llevo? —pregunta la mujer mayor.

—Mi hermano, él está criando un niño dos años mayor que Thomas, él será de utilidad. —responde Andrew.

—Ponte en marcha, te buscaré en tres días, Ruth. Los voy a alcanzar.

En el presente…

Un joven castaño se encuentra recostado junto a un pelinegro en el pasillo de una casa de gobierno, ambos con la misma cara de incomodidad y tristeza. Frente a ellos, sentado en una silla igual de incomodidad se encuentra un hombre mayor con rasgos muy similares al castaño, más serio, con expresión más neutral si no fuera que vieras sus ojos, los cuales reflejan la misma tristeza que ambos jóvenes.

—Odio esperar. —Se quejó el pelinegro, haciendo que el castaño asienta en señal de apoyo y sacando un suspiro del mayor.

—Debemos esperar a que sea nuestro turno y luego nos podremos marchar, ¿Podrán aguantar un rato más? —cuestiona el hombre mayor.

—Pero papá, Thomas y yo queremos irnos ya. No nos gustan las miradas de lástima que nos dan. —Se queja el pelinegro, mirando a las personas que pasan y los reconocen quienes automáticamente le dan una mirada de lástima.

Arthur suspira, pues es verdad que esta última semana ha sido bombardeado con más miradas de compasión y lástima que tanto les recuerdan a años atrás, al otro familiar que perdió.

—Ángel, nos mudamos mañana. Puedes esperar. —medio reprende a su hijo, sacando un puchero exagerado de este y la primera risa de Thomas desde hace una semana.

Padre e hijo se sorprenden y se alegran por igual. El fallecimiento de Ruth es un suceso que los marcó y los golpeó a todos por igual, pero en especial a Thomas. Su magia de sanación siempre estuvo latente, le servía principalmente a él para curar pequeños rasguños y golpes mientras jugaba de niño o entrenaba, pero a medida que crecía hubo ocasiones en la pudo curar a alguien más, principalmente a Ángel cuando se lesionaba en una cacería o entrenamiento, aunque funcionaba en respuestas a sus emociones y no de sus intenciones conscientes. Cuando Ruth se enfermó hace un mes Thomas la intentó curar, realmente lo intentó, pero fue en vano. La magia puede sanar muchas cosas, aunque es impotente contra la edad y la muerte, nada puede luchar contra el equilibrio natural del mundo.

—Familiares de Ruth Adams. —Llama una mujer mayor desde la puerta de la oficina, haciendo que los tres hombres salten alertas.

—Soy Thomas, soy su nieto. —Habla el castaño, Ángel se para para estar a su lado, Arthur hace lo mismo.

—Soy Arthur, este es mi hijo Ángel. También estamos aquí para la lectura del testamento. —La mujer lee el papel que tiene en mano y asiente de acuerdo, abriendo la puerta para que puedan ingresar a la oficina los tres.

—Por supuesto, señores Gundersen, joven Hughes, adelante.

Cuando salieron de la oficina del abogado se sentían más desconcertados por lo que allí se leyó. Son cazadores, Ángel y Arthur son más que simples guardaespaldas que trabajan en la empresa de seguridad Hunter Dogs, son cazadores de seres sobrenaturales que rompen las leyes sobrenaturales. Lo que le estaban pidiendo que hicieran es muy peligroso, aún más sabiendo que desde que ellos se encontraron con Ruth han estado ocultos del mundo sobrenatural, ahora lo que pedía el testamento es precisamente que Thomas se vaya a vivir al pueblo que tiene una de las concentraciones más grande de seres sobrenaturales del país. ¿Qué está planeando esa vieja Druida?

Thomas no sabe cómo sentirse, por las caras del hombre que quiere como un padre y su hermano del alma ellos tampoco saben que es lo que planeaba su abuela, pero si su última voluntad era que él viviera de ahora en adelante en un lugar con gran movimiento sobrenatural no se negaría. Su abuela era una mujer sabia, siempre que se mudaban o decidían quedarse era por una razón, aunque Thomas no sabía de quién huía si sabía que era alguien muy peligroso, sus padres murieron a causa de ese monstruo.

—Bueno, al parecer nos mudamos en una semana.

-El poder de la Madre invoco, Triple Diosa te imploro protege a mi hijo de todo mal y tormento, a ti te ruego protección, a ti te ruego salvamento, a ti te ruego ocultamiento.

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