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Al día siguiente es jueves veintiséis de marzo (98).

Ellos están desayunando, e Isabella está muy preocupada por sus padres y su partida tan rápida.

Gonzalo, como siempre lo ha hecho, le muestra todo su amor y apoyo.

—Mi amor, tranquila, no podrán apresarnos… No tenemos nada que ver en esto, era solo tu padre que facilitaba la avioneta para traficar la droga.

—No, es que no sabía que mi padre nos dabas todo ese lujo, haciendo eso… Sabes que llegue de Miami hacen casi 4 meses.

—Sí, mi amor. ¡Uy! Recuerdo cuando te busque y luego te vi tan hermosa, mi corazón latió tan fuerte por ti…

Él la besa tiernamente en los labios y ella olvida un poco su pesar.

Paula, quien ha disimulado delante de ellos, se levanta de la mesa con gran apuro y coge su bolso.

—Vámonos tío. Adiós, Isabella.

Él se levanta de prisa y se marchan.

Más tarde, Ana, quien es la ex de Gonzalo, está buscando donde vive él.

Luego de buscar en el residencial que está en la dirección lo encuentra.

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