FIERA

ARYA

Mi primer placer solitario fue completamente accidental, algo casual en medio de una tarde como cualquier otra que estaba en la ducha, acababa de llegar de la iglesia y ese día por casualidad el pastor tocó mis labios con sus dedos recibiendo la comunión, el contacto fue fugaz pero se apreció ardiente despertando un calor súbito en todo mi cuerpo que me fue necesario llegar a casa,  bañarme para apagar lo que sea que se había encendido en mi interior, no pude controlarlo y en medio de la ducha comencé inocentemente a juguetear con mi vulva, haciendo que el agua caliente se deslizara por entre mis labios vaginales mientras tiraba la cabeza atrás rezando por mis pecados. 

La sensación me gustó demasiado y poco a poco fui sintiendo unas incontenibles ganas de frotarme mi vagina, sentía que el agua no era suficiente por lo que posicione mi pie a

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