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Permiso para conocernos

Miranda Newman

Durante el transcurso de dos semanas, mi rutina continuó casi normal como antes del castigo, la única diferencia era que tenía un británico detrás de mí en cada momento de mi día en la agencia. No es que estuviera quejándome... Dios, era tan bueno tener esa visión del paraíso todo el tiempo, pero me gustaría que esa visión no tuviera una expresión tan seria. El hombre realmente necesitaba sonreír más.

Mi día comenzaba con el entrenamiento, donde él insistía en darme ejercicios que trabajaban mi autocontrol, juraría que con sus lecciones zen, al final me pediría que me levantara y aplaudiera al sol.

No era del todo malo, a pesar de todo me divertía mucho burlándome de su actitud de "soy un agente serio y responsable" y en ocasiones lograba divertirlo con mis provocaciones.

Era raro, pero a veces podía ver una pizca de sonrisa en sus labios. Como el día en que no paraba de hablar durante el yoga. Sí, aún insistía en hacer eso, alegando que era una excelente técnica de relajación y control propio y bla bla bla. Ya entendí, probablemente recibió instrucciones del tipo "por amor de Dios, controla a Miranda Newman".

Pero ese día me desperté con una energía desbordante y necesitaba liberarla. Como solo me obligó a quedarme sentada meditando, decidí molestarlo un poco.

- Sabes, si sigo en esta posición de árbol un minuto más, juro que me convertiré en un árbol de verdad -

Ah, si él supiera la posición que tenía en mente...

- Estás exagerando, agente Newman - respondió él, pero luego cambiamos de posición. Me di cuenta de que estaba en problemas cuando la siguiente posición requería un gran equilibrio, y seamos honestos, nunca he sido la más equilibrada. Obviamente, solo pude hacerla después de mucho tiempo y muchas caídas.

Dominic parecía contener la risa mientras me ayudaba a levantarme después de caer por quinta vez.

- ¿En serio? - pregunté. Él me miró confundido. Expliqué.

- Hago chistes todo el día y tú nada... En cambio, verme caer es la cumbre de la diversión -

Finalmente, él esbozó una sonrisa discreta. Dios mío, ¿cómo sería verlo sonreír de verdad? ¿Podría ser aún más guapo?

- ¿Sabes qué creo, compañero? - Pregunté retóricamente. - Creo que el destino es un hijo de p***. Nos puso juntos en esta misión probablemente porque estaba cansado de esa cara seria tuya y decidió que necesitabas una dosis de Miranda Newman en tu apacible vida - Dominic me miró con una chispa de diversión en los ojos.

- ¿En serio? Yo pensaba que nos unimos porque arruinaste tu última misión - respondió sarcástico. Vaya, ¿Dominic Green sabe ser sarcástico?

- Eso dolió, compañero - respondí sonriendo, sin dejarme afectar.

Había enfrentado tantas burlas en la agencia que ya ni me importaba.

- Vamos, Newman, estás distrayéndome. Haz esa posición de una vez - cambió de tema mientras se alejaba. Maldición.

Además del entrenamiento, nos estábamos preparando para nuestra misión, cada estrategia se planeaba cuidadosamente para que nada saliera mal. Nuestra casa ya estaba alquilada y teníamos previsto mudarnos allí en una semana. Utilizábamos la mayor parte de nuestro tiempo para aprender más sobre nuestro objetivo y construir nuestra historia de pareja falsa. En cuanto a esa parte, digamos que era... interesante.

Tuve que contarle todos los aspectos de mi vida... Mi comida favorita, el lugar al que más me gusta ir, algunas historias de cuando era niña, si me pidieran que dijera el color de la ropa interior que llevaba, no me sorprendería. En cambio, él revelaba cosas de manera más superficial, más reservada. Y era definitivamente gracioso verlo incómodo con las preguntas personales.

Dominic era evasivo. Al final, si sabía un poco más sobre su nombre y edad, era mucho.

Cuando le pregunté sobre su familia, solo dijo que vivían en Inglaterra y no dio muchos detalles. Cuando pregunté sobre sus padres, solo habló de su madre y cuando pregunté por su padre, me miró durante mucho tiempo y cambió de tema.

Sobre sus aficiones, solo aprendí al observarlo durante nuestros entrenamientos. Era un hombre sencillo que disfrutaba de las cosas simples. Un libro, una canción cursi (y vaya que lo era) y una comida casera lo dejaban satisfecho. Pero sabía que detrás de esos ojos castaños había mucho más por descubrir. Solo que aún no sabía qué.

- Agente Newman - me llamó Dominic, sacándome de mis pensamientos. Le sonreí.

- Compañero, muy pronto seremos esposos, así que creo que puedes llamarme Miranda - terminé con un guiño.

- Miranda - dijo él probando y me gustó escucharlo decir mi nombre. - Necesitamos resolver un asunto relacionado con la casa. La próxima semana nos mudaremos y Stan pensó que sería bueno que fuéramos mañana como una pareja oficial para tener una primera experiencia de cómo analizar el lugar y dónde colocar los muebles.

Me detuve un momento para pensar en lo que estaba diciendo. Todo sucedió tan rápido, las cosas comenzarían mañana y apenas podía esperar.

- Está bien, ¿a qué hora pasarás a recogerme? -

- A las nueve. Si Pavlov no cambia su rutina, tendremos nuestro primer contacto con él mañana, así que prepárate para ir como una pareja -

Sonreí ante la posibilidad de molestar a su auténtico trasero británico, mientras mil situaciones pasaban por mi mente.

Sí, realmente no puedo esperar para que llegue mañana.

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