- Nicolás, te estás volviendo demasiado engreído... Y fanfarrón.Lentamente movió sus dedos hacia arriba y comenzó a alisar mi pierna hasta que llegó a mi rodilla. Obviamente podía ver mi piel erizarse. Saqué mi cuerpo de la pared y él tiró de mí por las piernas, haciéndome sentar en el borde de la cama, con mis piernas envueltas alrededor de él. Nos miramos el uno al otro y sentí que mi corazón latía tan fuerte que casi pensé que iba a morir. Me acarició la cara y sentí sus cálidos dedos. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y sentí que me rodeaba con el suyo. Pasé mis manos por su espalda desnuda, que estaba ardiendo como yo. Apoyó su cabeza en mi pecho y sentí su cálido aliento.- ¿Qué te hago, Julieta? preguntó sin mirarme.Alisé su cabello fino, con su rostro aún escondido entre mi cuerpo, y dije:- Me mojaste las bragas... - Confesé en voz baja, jadeando.Empezó a reír.- ¿Que pasó? Me pediste que dijera... - Me justifiqué.Me acostó lentamente en mi cama y cuando se acercó
Y finalmente llegó el sábado, después de sentir que habían pasado 95878 días entre la última vez que hablé con Nicolás y la llegada del fin de semana.Tomé un vestido verde y miré con incertidumbre… Nicolás me había pedido que no usara vestido. Y no tenía la intención de beber para que él me llevara. La vergüenza de la última vez en su casa había sido suficiente. Miré un par de jeans azul claro. Vaya pantalones. Un tacón y una camisa de encaje con un bonito maquillaje. Lorraine pasó por mi casa y fuimos juntos. Encontramos a mis amigos en la fila de Manhattan. Mountain no estaba de buen humor ese día. Nos hizo mostrar nuestras identificaciones y revisó nuestras maletas. Lo curioso es que yo no podía entrar armado ni con un cuchillo, pero pasaba la droga.Estaba loco, pero nunca se me pasó por la cabeza consumir drogas. Y por eso me dolió cuando mi madre dijo que podía ser como mi padre. Bebí para relajarme, eso es todo. Y suéltame un poco más. Y también para olvidar cuando pasó algo m
Sí, literalmente perdí el control. Lo tomé sin importarme nada. Dejé a Val ya todos los demás en la oscuridad. Pero no podía dejarla hacer nada de lo que pudiera arrepentirse más tarde.La intención era más bien pagar para ver su reacción. Pero no recordaba lo impulsiva e intensa que era. Así que fue un riesgo que tomé. Y ahora no podía dejar que todo saliera mal por mi culpa.Ella no se quejó. Ella yacía allí, recostada sobre mi hombro, con la cabeza gacha como si nada estuviera pasando. Sabía que estaba borracha porque había contado exactamente cada vaso que tenía. Y me sentí un poco mal si yo era la causa de que bebiera. Pero al mismo tiempo merecía sufrir un poco. Solo un poco, no mucho. El problema es que ella era Julieta... Siempre se daba la vuelta y no dejaba que nada la afectara. Siempre quiso mostrarse fuerte frente a los demás, sin importar lo rota que estuviera por dentro.La acompañé hasta la puerta y su prima vino detrás de nosotros.- Nicolás, ¿qué pasó? ¿Ella está bien
Cuando llegué a clase el lunes, Alissa y Val ya estaban sentadas en parejas. Dani no había llegado. A pesar de lo sucedido, estaba tranquilo. No había roto el pacto. Nicolás me estaba gustando (mucho), pero no había tenido nada que ver con él... hasta ahora.- Y entonces, ¿recuperado de la bebida? preguntó Alissa.- Alguna vez.- ¿Y Nicolás? preguntó Vale.- Yo no sé. Debe estar bien. Ya no hablé con él. Por cierto, debo agradecerle por ser tan amable conmigo. - Lo intenté.- Demasiado. - dijo Vale.- ¿Estás celosa, Val? pregunté con curiosidad.- No sé... ¿Y a ti, te está gustando?- ¿YO? Pero claro que no... - dije, sin estar seguro de haber sido convincente. Se sentía como si estuviera escrito en mi cara que me estaba gustando.- No se sorprenderán por culpa de Nicolás, ¿verdad que son chicas? - dijo Alissa. “Chicos, por Dios, es solo Nicolás.No "Es sólo Nicolás". Es "Nicolás". Nicolás lo es todo... Ya no es un rechazado. Oye, lo quiero. Si no quieres, deja el camino despejado y d
Me quedé sin palabras y Lorraine se echó a reír, diciendo:- Voy a buscar algo de comer. ¿Alguien quiere?- Coca. - dije aún perplejo.- No le des Coca-Cola. - dijo Nicolás. - Hace mal.- A ella le gusta todo lo que es malo... Y como vas a atrapar a la prostituta, la gaseosa es lo de menos, amigo.Se fue dejando el humo maloliente, que traté de esparcir con mis manos, haciendo una mueca:- Perdone los malos modales de todos en esta casa. - yo dije.Se dio la vuelta y se sentó a mi lado.- Pensé que todavía estabas borracho. Ni siquiera has podido llamarme para agradecerme por salvarte.- No me salvó... Y lo sabes muy bien.- ¿Todavía quieres estar con Pedro?- Nick... necesito decirte algo.El me miró. Estábamos tan cerca. Nuestros cuerpos se tocaban, uno al lado del otro. No sé si podría soportarlo por mucho tiempo. Traté de contenerme, pero él hizo todo lo que pudo para ser "agarrado".- Hablar...- ¿Val está empezando a interesarse por ti?- ¿Lo juras?- Sí... Me lo dijo ella misma
Así que dejé de ir a Manhattan esa noche para estar con mi familia. Y fue solo mi decisión. ¿Me arrepiento? No.Pero tampoco he podido disculparme con Otto por todo lo que he hecho. O incluso darle las gracias por estar siempre ahí con nosotros. Fui malo para disculparme. Más aún en admitir mis errores. Pero lo importante fue lo que sentí en ese momento: gratitud y amor, por mi familia... Tal como eran.El lunes, cuando llegué a la escuela, antes de entrar al salón de clases, encontré a Alissa y Val en el pasillo.- ¿Por qué no fuiste? preguntó Alissa. – ¿Te castigaron? ¿Qué paso?Dani se me acercó por detrás y me abrazó por detrás, dándome un beso. Puse mi mano en su brazo.- No, no me castigaron. - Yo hablé. – Decidí pasar un sábado con la familia.- ¿No puedes hacer eso en otro momento? ¿Por qué el sábado por la noche?- Y si te digo que nunca hubo un momento así, ¿lo creerías?Ella sonrió:- ¿Que pasa contigo? Este momento no incluye a Otto, ¿verdad?- Incluye. Puse mis manos fren
Esperé a que llamara Nicolás esa noche, pero no llegó. No el martes. Para el cuarto estaba completamente impaciente. Se había duchado y estaba lista para dormir mirando su teléfono. Eran más de las once. Pensé en llamar, pero ya era demasiado tarde.Cerré los ojos, inquieta. Maldición, necesitaba escuchar su voz o iba a morir. Así que cogí el móvil. Pero cuando fui a presionar el botón, se encendió. Miré, asombrado. ¿Él también estaba sintiendo lo mismo que yo?- Hola, Nick.Hubo un silencio que se sintió como una eternidad de su parte. Solo escuchaba su respiración. Yo pregunté:- Nick, ¿estás ahí?- Alguna vez.- ¿Porque no habla conmigo?- ¿Porque tu no hablas conmigo? ¿Por qué no me llamas?- Yo... te confieso que tenía el teléfono en la mano para llamar.- Sí, pero no llamó.- Nicolás, ¿qué quieres, de todos modos?- Prefiero no decir lo que quiero.Tomé una respiración profunda. Como se estaba complicando... Parece que la llamada no resolvió mi problema. Necesitaba verlo. Fue co
Tan pronto como llegamos a la puerta principal, me soltó. Y era como si estuviera completamente sola con él lejos de mi cuerpo. Tomamos nuestros comandos y entramos al Salón 191.Lo primero que hice fue mirar por todas partes para asegurarme de que ninguno de mis amigos estaba allí. No estaba haciendo nada encubierto, pero al mismo tiempo no quería que nadie supiera esa noche. No quería tener que compartir la atención de Nicolás.Pensé que estábamos peleando después de la última llamada. Pero luego llegó hoy como si nada hubiera pasado. O ese abrazo de bienvenida hizo que me perdonara. Espera un minuto... ¿Perdona por qué? No necesitaba el perdón. Tenía que meterme en la cabeza que Nicolás y yo no estábamos juntos. Y yo tenía derecho a besar a quien quisiera. Y teóricamente él también. ¿Y qué haría yo si él besara a alguien esa noche? Le daría mil bofetadas al bastardo en la cara.Lorraine ya ha llegado, tirándose a la vía. Yo hice lo mismo. A Nicolás no le gustaba mucho bailar, pero