POV: RIGAN
Cuando los primeros rayos del sol aparecieron, pintando el horizonte con tonos dorados y rosados, Selene y yo partimos hacia el punto de encuentro. Estaba visiblemente nerviosa, aunque intentaba disimularlo. Caminábamos rápido, ya que los lobos de mi manada podrían rastrearla y considerarla una amenaza, lo que pondría su vida en peligro.
— Sily, estarás bien… — comenté, observándola morderse una uña con ansiedad.
— No soy yo quien me preocupa. — Se detuvo de repente, pasando las manos nerviosamente por el cabello. — Deberías localizarla, Rigan. Mi hermana podría estar siendo torturada ahora mismo.
— Ya hablamos de esto, humana. No voy a abandonar mis obligaciones para buscar a tu hermana a ciegas. Haz tu parte, y cuando sea el momento adecuado, haré la mía. — gruñí, acelerando el paso al escuchar aullidos lejanos. — Será mejor que nos apuremos.
Pasó junto a mí, golpeándome el brazo
POV: RIGANLlegamos a la manada, un lugar que antes era conocido como la ciudad de los errantes. Constantine había logrado grandes avances en el área gracias a la introducción de tecnología y desarrollo. La ciudad estaba agitada, con muchos vehículos circulando de un lado a otro, y una energía vibrante llenaba el aire.Al observar a nuestro alrededor, notamos varias tiendas y comercios prosperando. Una cafetería, en particular, llamó mi atención. Estaba llena de adolescentes sentados, conversando animadamente, riendo y compartiendo historias, sus vidas entrelazadas en una red de amistad y crecimiento.— Increíble, ¿no? — comentó Constantine con orgullo, sus ojos brillando mientras admiraba la manada que lideraba. — Gracias a las inversiones del Lycan Supremo y a la dirección que hemos establecido, hemos levantado las manadas y
POV: RIGANDescendimos de las montañas en alerta, el caos se había extendido, transformando aquel lugar antes lleno de vida en un campo de cuerpos sin vida. Contuve la respiración, impactado por la escena frente a mí. No lograba localizar al enemigo que había masacrado a todos los presentes.— Por la Diosa Luna, ¿qué ocurrió aquí? — exclamé, atónito. Constantine pasó a mi lado, con los ojos abiertos de par en par, en una mezcla de incredulidad y horror, caminando entre su gente muerta, girando para contemplar la devastación con la mirada perdida.— No lo entiendo… ¿Quién podría haber hecho esto? — dijo con la voz quebrada. — ¡Rigan, todos están muertos!Olfateé el aire, confirmando la terrible verdad. No había rastro de vida, solo el olor pe
POV: RIGANUna pesadilla, el verdadero infierno en la tierra. Mantuve mis ojos fijos en Maeve, mi dulce y pequeña hermanita. Si me hubiera quedado allí, podría haberla salvado. ¿Cómo pude dejarla?— ¿Quién? — gruñí entre dientes, sintiendo cómo el dolor era reemplazado por odio y un deseo ardiente de venganza. — ¿Quién hizo esto?— Llegaron con sus armas tecnológicas, fue tan rápido… esa sensación, ese frío, esos ojos sombríos… — tartamudeó mi madre, acariciando el rostro de su pequeña hija. — Los chalecos no pudieron contenerlo, todos perdieron el control… Tu padre… Por mi Diosa…— Mamá, por favor, necesito que me cuentes lo que ocurrió… ¿Dónde está el cuerpo de mi
POV: RIGANSe detuvo por un momento, como si mis palabras lograran penetrar en su conciencia. Pero entonces, un rugido feroz escapó de su garganta, haciendo que el suelo temblara.— ¡Presa! — repitió, lanzándose hacia mí con una velocidad aterradora.Apenas tuve tiempo de esquivar su ataque, sintiendo el viento cortante de sus garras pasar demasiado cerca. Rodé hacia un lado, levantándome rápidamente para enfrentarlo.— ¡Papá, no quiero luchar contigo, pero si es necesario para traerte de vuelta, lo haré! — declaré, mi voz firme a pesar del miedo que corría por mis venas.Él rugió nuevamente, sus ojos fijos en mí con una furia implacable. Su figura era un contraste aterrador del hombre que conocía. Su pelaje negro como la noche, cubierto de sangre, y los colmillos brillando bajo la
POV: RIGANCuando recuperé las fuerzas, corrí hasta que las patas me ardieron y protestaron. No había señales de la bestia que era mi padre. El campo de batalla era un escenario de completa devastación, con cuerpos esparcidos por todas partes y el olor acre de quemado impregnando aún el aire. Entre la destrucción, un teléfono sonaba. El sonido estridente cortaba el silencio mortal que me rodeaba.Busqué frenéticamente entre los cuerpos hasta localizar la fuente del sonido. Era el cuerpo de Meliodas, el Alfa de aquella manada, extendido en el suelo. A su lado, un teléfono móvil vibraba sin cesar. Me agaché, tomando el aparato con manos temblorosas, y vi el nombre de su hermano, Constantine, en la pantalla.Suspiré, sentándome en el suelo. Nada de esto podía ser real. El peso de la tragedia era insoportable. Grité fuert
POV: RIGANUn silbido a lo lejos y el penetrante olor a alcohol captaron mi atención. Poco a poco, abrí los ojos, confuso. Estaba mirando un techo blanco. Miré alrededor, sobresaltándome cuando unas enormes manos se posaron sobre mi hombro.— ¡Rigan, despertaste! — La poderosa voz me resultó familiar, pero el miedo y la confusión me dominaron.— ¿Padre? — Dije intrigado y en estado de shock, mirándolo directamente.— Sí, hijo. ¿Estás bien? — Intentó acercarse de nuevo, pero me aparté instintivamente, gruñendo con ferocidad.— ¿Tu bestia está bajo control? — Pregunté, con una voz más dura de lo que pretendía, mientras el miedo y la ira se mezclaban dentro de mí.— Rigan, &iques
Mi pata golpeaba contra el charco de agua fría del bosque, los sonidos de la caza eran cada vez más fuertes y cercanos. Con el corazón acelerado, el miedo se instalaba en mi interior, el desespero me consumía. Me detuve, en la oscuridad absoluta, mi vida era así, sin poder ver, tuve que desarrollar mis otros sentidos para sobrevivir a los ataques de los lobos de mi propia manada.Olfateé el ambiente. Ya había sido soltada en esa fauna por mi padre, quien me usaba como presa viva para entrenar a sus guerreros, aparentemente era la única forma en que podía contribuir con la manada.Debido a mi condición de ciega, era considerada una carga para los lobos, aún más en el delicado momento que estábamos viviendo con la falta de recursos. Algo que me fue atribuido a mí, como la renegada de la Diosa Luna, mi manada me culpaba por la falta de alimento y el hambre que sufríamos.Pero yo sabía que esto era solo una excusa de mi Rey y padre, que por diversión, a veces, se unía a la caza solo para
El olor a sangre era tan fuerte que parecía palpable en el aire, mezclándose con los gritos intensos que resonaban por toda la manada. Gruñidos seguidos de rugidos aumentaban la sensación de caos:— ¡Estamos siendo atacados! — Gritó alguien a lo lejos.Miré mis manos, tocando mi rostro asustado. Jale algunos mechones de cabello hacia adelante y vi las puntas moradas. Una visión que me dejó perpleja.— Mi Diosa, ¿estoy viendo? — Miré a mi alrededor, viendo a varios lobos caídos. Era una carnicería. No muy lejos, avisté a mi padre acercándose en su forma de hombre lobo. Quitó la mano del lugar herido, donde debería estar el corazón, había un enorme agujero. Se arrastró hasta quedar a centímetros de mi rostro, posando sobre mi cuello.— ¡Todo esto es tu culpa, por la maldición que cargas! — Gruñendo débilmente, Hunter me miraba con un odio extremo. — Voy a llevarte conmigo.Apretando con más fuerza, miré el vientre de mi padre y vi una mano atravesarlo cerca de mi cuerpo. Algo en su espa