Te despiertas muy temprano para empezar el día muy emocionado y lleno de vida, pero luego tu corazón se hunde cuando escuchas la voz del que te lastimó. Ese doloroso escalofrío que te deja fuera de tu mente, como si hubiera mil voces hablando al mismo tiempo dentro de tu cabeza, juzgándote, culpándote y llamándote débil, tonto y estúpido, matrimonio fallido dos veces, y la sonrisa ambos hacen gritas de dolor por dentro. Pero cuando todo termina, cuando todo termina, te preguntas, ¿qué me pasó de todos modos?

Pasaron ciento cuarenta días después, pero solo un día de magia de desamor. Luego del susto del día anterior, Tamír seguía durmiendo en su cuarto oscuro, pero cómodo y acogedor, teniendo un sueño bueno y muy placentero. Ella con los ojos cerrados intenta despertarse con la alarma de su celular, pero cuando se gira hacia el otro lado de la cama, siente el brazo de alguien. Y sus ojos se abren, cruza los brazos debajo de la sábana asustada, y después de mucho pensar, toca con las ye