Capítulo 15
Quiero un beso.
¿Y si me enfermaba?, ¿Cómo había olvidado que él era una... especie extraña?, cuando nuestras narices se rozaron, nada importó, solo el roce de sus labios y el presentimiento previo de que sentiría el aro de su lengua otra vez.
Mi teléfono comenzó a vibrar.
El sonido inesperado hizo que yo me exaltara y pegara mi frente con la suya.
—Perdón —dije apenada, mientras me frotaba mi frente con mi mano, él soltó una carcajada mientras me imitaba. Me levanté de la cama y tomé el teléfono que se encontraba sobre mi encimera, era Estefan.
Que oportuno. Pensé sarcásticamente lanzándole una mirada a Charls, él se había acostado en la cama para mirarme desde ahí, hab&iacu
Capítulo 16Besos de madrugada.Escuché la detonación, y sentí a Charls levantarse de encima de mi espalda, me giré sentándome rápidamente para ver a un muchacho vestido con ropa deportiva, llevaba una gorra negra que le cubría la mitad del rostro, y una pistola apuntando al pasillo, seguidamente parecía asustado de los reflejos de Charls al esqu
Capítulo 17Metí la pataMierda, ¿Letwin me estaba besando?¡Letwin me estaba besando!Cuando mordió mi labio inferior solté un gemido, mi libro y mi roca cayeron al suelo, sentía que flotaba cuando su lengua jugó con la mia derritiendome por completo, era una sensación completamente agradable, pero de repente recordé que no sabía qué me ocultaba y sin detenerme a pensarlo lo empujé para estamparle una bofetada.Joder, ¿Quéhice?Hicistelocorrectoestúpida.Si alguien me hubiera dicho cuando conocí a Letwin que lo abofetearía dos veces en el mes, no me lo hubiera creído.Parecía confundido, pensé en el miedo que me había hecho pasar y mezcle la frustraci&oacut
*Capítulo 18Feliz 1 de eneroÉl se levantó de la cama y se llevó las manos al cabello peinándolo detrás de las orejas, su rostro parecía tener una pelea interna. ¿Cómo había sido tan estúpida como para caer en su pequeña trampa?, de seguro él sospechaba y yo de estúpida metí la pata hasta el fondo.
Capítulo 19Mi guardaespaldas.Sentía que estaba casi al borde de la muerte, mi respiración fallaba, pero todo se sentía más liviano.¿Estoy muerta? No veía más que nubes blancas a mi alrededor.
Capítulo 20CelosMi mamá me dijo una vez, que sabría que estaba enamorada cuando soñara con esa persona todas las noches... La cosa es, que todas las noches posterior al accidente, había soñado con el asesino calvo de la ametralladora, y estaba segura que no estaba enamorada de él.
Capítulo 21Juguemos en el bosque, mientras el circo no está.El viento era helado, cuando comencé a caminar alrededor del muro que dividía la casa del bosque, la música resonaba en todo el lugar, me imaginaba que nadie se quejaría ni llamaría a la policía por el ruido porque parecía que estábamos en medio de la nada.
Capítulo 22Maldito.Tal vez era una buena terapia ir con una parte del equipo en el autobús hacia la ciudad, porque no paraba de reírme; cantaban, contaban chistes y hacían todo lo posible para hacerme sentir especial por eso de mi cumpleaños, sin embargo, cuando llegamos al gran teatroLino Qen el centro de la ciudad de Santur, pisé tierra recordando que esas personas que me hacían feliz, serían tal vez las mismas personas que me matarían.O por lo menos, querían matarme.Fuimos directo tras bambalinas, no perdieron tiempo comenzando a maquillarnos y peinarnos. Romina (la encargada de vestuario), decidió cambiar nuestro vestuario por vestidos cortos de distintos colores, eran ceñidos a la cintura y luego esponjados que cubrían menos de la
Capítulo 23El muerto que sigue vivo.Creí que lo único que mi abuela me contaba, eran historias de fantasía, pero ahora que lo pensaba, siempre me había hablado del temor que debíamos tener a los muertos, pero no los difuntos que fueron seres felices una vez... si no a los seres que mientras estuvieron vivos, sus almas fueron condenas para morir en vida por pactos.Por eso no podíamos compartir fluidos, el simple hecho de tocarlos podría causar a los humanos una enfermedad fatal.—¿Vas a borrarme la memoria? –murmuré. Él tenía las manos detrás de su espalda y comenzó a caminar alrededor, la grama crujía bajos sus deportivos.—Creo que ambos sabemos que no hace diferencia –su mirada bajó a mis pechos, pero yo sabía que miraba el dije de