Ángel nos alcanzó en el camino al hospital y le pedí que llevara a Loreline a casa.Cuando llegamos al hospital que dirige Valery Evans, la vimos correr hacia nosotros.—Padre —exclamó Valery dirigiéndose hacia Damián y pidiendo que trajeran una camilla para Nick.No podía separarme de Nick en ese momento tan angustiante, Daiana se ofreció a cuidar a Line en mi ausencia. Sentía como si me faltara el aire, mi pecho se apretaba y las lágrimas no dejaban de brotar de mis ojos.Me encontraba en un estado de desesperación y agotamiento que me impedía mantenerme en pie.Busqué apoyo en mi padre, me acerqué a él y él me abrazó en silencio, comprendiendo mi dolor. Con el corazón en la mano y un nudo en la garganta, pregunté ansiosamente.—Papá, ¿cómo está él?Mi padre estaba a punto de responderme cuando Rachel, llorando desconsoladamente, llegó corriendo a nuestro lado. Me aparté para darles espacio y vi cómo mi madre se abrazaba con fuerza a mi padre. Su llanto era desgarrador y mi corazón
—Hace frío, vas a enfermar —mencioné acariciando su rostro.—Ya despertarás, debemos ir a casa —le dije mientras me limpiaba la nariz y las lágrimas de mi rostro.Lo abracé y continué llorando.Me quedé dormida abrazándolo, estaba exhausta, tanto mental como emocionalmente. Me desperté aún sentada en la silla.Me di cuenta de que solo había dormido una hora.—Nick, ¿por qué no me despertaste? ¿Por qué no me dijiste que no podría dormir en una silla? Oye...Las lágrimas comenzaron a caer de nuevo.Al ver que él no me respondía. Me aferré aún más a su mano, esperando algún tipo de respuesta, pero el silencio persistía.La habitación parecía estar encapsulada en un desasosiego profundo, como si el tiempo se hubiera detenido. Busqué desesperadamente su mirada, pero sus ojos permanecían cerrados, como si estuviera atrapado en un sueño del que no podía despertar.Sentí una mezcla de impotencia y tristeza invadir mi corazón. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Hace tan solo unos días, nuestra vid
Había un asunto pendiente, una oscura presencia que debía ser enfrentada. Era esa maldita mujer atada en el sótano, sufrimiento y desesperación era lo que era.Al acercarme, su olor repugnante y la visión de su cuerpo magullado e inmundo invadieron mis sentidos. Estaba rodeada de su propio excremento, su condición era deplorable.—¿Cómo te sientes después de la pérdida de tu amado? —preguntó con un tono burlón.Una risa insana escapó de mis labios mientras observaba su angustia.—Deberías haber apretado el gatillo una vez más, tal vez más cerca de su corazón para que muriera de una vez —continué, con un toque de locura en mi voz.Ella empezó a reír, con una risa que pronto se convirtió en lágrimas.—Eres una... —intentó decir, pero la interrumpí con furia.—Cállate —le di un giro brusco y le introduje en la boca la comida que Damián había dejado para ella.Tuve que usar guantes para protegerme de la repugnancia de alimentarla con ratas, criaturas que aún se movían y se retorcían mient
★ NicolásMis primos no paraban de hablar mientras yo fingía una sonrisa. La verdad es que quiero que todos se vayan, solo quiero a Eva a mi lado.Poco a poco, uno a uno, los invitados comenzaron a despedirse después de que mi padre mencionara que era hora de que se fueran. Estaba agradecido en silencio por su partida, mientras mi padre sonreía, aparentemente capaz de leer mis pensamientos.Sin embargo, había alguien que no quería que se fuera: Eva.Su sola presencia me calmaba, me hacía sentir completo. Cuando dijo que también tenía que irse, sentí una punzada de tristeza y desesperación. No quería despedirme de ella, no quería quedarme solo.Entonces, casi sin pensar, le supliqué que se quedara más tiempo. Mi corazón latía acelerado, temiendo que ella también se fuera. Pero su respuesta fue amable y paciente. Me acarició el cabello y depositó un suave beso en mi frente. Quería que ese beso fuera en mis labios, pero me conformé con la muestra de cariño en mi frente.Mientras ella se
—Yo también te amo, princesa. Te extrañé tanto.—Papi, acuéstame en mi cama y léeme un cuento, ya tengo sueño.—Claro, princesa.Me giré para salir del despacho y me topé con la mirada observadora de Eva. Ella me miraba con emoción.—Vamos, a dormir —mencionó Eva.Ella se acercó a mí y le dio un beso a Loreline, que aún estaba en mis brazos.—¿Y el mío? —pregunté, y ella sonrió dándome un beso en la mejilla. No hay duda de que amo a esta mujer.Subimos los tres las escaleras y recostamos a Line en la cama. Ella se recostó en la cama con Line entre sus brazos, y yo me acosté a un lado de ellas, quedando mi princesa en medio.—Papi, cuenta la historia.—Ok, pero cierren los ojos, o si no no les cuento nada. —Creo que poco a poco me estoy convirtiendo en un experto en esto de contar historias. Ambas cerraron sus ojos.—En un miento muy, pero muy lejano, vivía una joven que siempre creía que tenía todo: una familia, amigos y dinero. Todo parecía perfecto en su vida, pero en realidad, ella
—Por favor, déjame ir o mátame, no quiero seguir aquí, no quiero sentir más dolor, esto duele demasiado, por favor.Ella no paraba de llorar, el dolor se reflejaba en cada fibra de su ser, pero no puedes jugar con el diablo y esperar que no te mande al infierno.Verla de esa manera era extremadamente alucinante, despertaba en mí cosas que había dejado de lado desde que perdí a Eva, ya no disfrutaba de las muertes y las torturas como solía hacerlo.El corazón de Ariana se rompía en pedazos mientras la angustia y desesperación se apoderaban de su ser.—Por favor —suplicó entre lágrimas, pero solo me hizo reír con sarcasmo.—¿Cansada? Secuestraste a mis mujeres, amenazaste con matarlas y ¡encima te atreves a suplicar! —grité eso último mientras tomaba su mentón con rabia, quería estrangularla y ver cómo su vida se apagaba, pero eso sería demasiado sencillo.Quería ver el dolor en su mirada, quería ver cómo suplicaba e imploraba para que me deshiciera de ella. Mi rostro se contorsionó en
Ella obedeció y se levantó de la cama. Comencé a desajustar su pantalón, dejándolo caer lentamente mientras sentía un cosquilleo en mi estómago.Ni siquiera ella tiene idea de todo lo que me está haciendo sentir en este momento, de cómo mi amigo está ansioso y listo para satisfacerla. Está tan parado que me duele.—Nick —pronunció mi nombre con voz entrecortada y cada letra vibró en todo mi ser.Mis manos temblaron ligeramente mientras continuaba quitando sus bragas, las cuales cayeron al suelo en silencio. Mi corazón pareció detenerse por un instante al ver su intimidad, completamente mojada y lista para mí. Maldita sea, ella está tan caliente que...No pude resistir la tentación y uno de mis dedos rozó su humedad, provocando un leve gemido en ella. Mi boca anhelaba apoderarse de su calor, la deseaba con locura. Mi lengua se adentró en su interior, sin hacer demasiado alboroto, mientras saboreaba su esencia única. Eva es mi maldita droga, mi adicción más peligrosa.Ella dio un paso a
Era evidente que lo había sacado de la máquina de premios. Mi corazón latía más rápido mientras tomaba aire para responder.No podía contener mi emoción y la respuesta salió de mis labios sin ningún tipo de duda.—Sí, sí quiero —dije con una sonrisa radiante.La alegría invadió el lugar y nuestra pequeña princesa, no pudo contener su entusiasmo.Gritaba emocionada, anunciando a todos los presentes que sus «papis» se iban a casar. Sus palabras llenaron de felicidad mi corazón y, sin pensarlo, corrí hacia ella y la abracé con fuerza. Era un momento mágico, uno de aquellos que siempre quedaría grabado en mi memoria.Mientras tanto, Eva le colocaba el anillo de juguete en el dedito de nuestra pequeña. Era un gesto simbólico, pero cargado de amor y significado. Mi corazón se llenó de gratitud hacia Eva por hacer de nuestro amor una realidad y convertirnos en una verdadera familia.Después de ese emocionante momento, salimos de la heladería como una familia feliz, cada uno con su cono en la