Daiana se ofreció amablemente a cuidar a Loreline mientras Nicolás y yo viajábamos. Su generosidad nos facilitó enormemente el poder hacer este viaje tan importante para mí.El trayecto estuvo lleno de emociones encontradas, ya que íbamos a visitar a los padres de Ivy y José, a quienes no había visto desde hace mucho tiempo. Sentía una pesada carga de culpa por no haber ido a verlos antes, así que estaba decidida a disculparme personalmente.Cuando llegamos a su casa, nos recibieron amablemente, a pesar de todo. Sentí un gran alivio por su actitud comprensiva y por la oportunidad de explicarles mis razones. Les pedí disculpas de todo corazón y les expliqué que había sido difícil para mí enfrentar la pérdida de Ivy y José, lo cual me había llevado a alejarme.Nos sentamos a hablar y el ambiente se volvió más relajado. A medida que compartíamos recuerdos, risas y lágrimas, me di cuenta de lo mucho que los e había extrañado. Sentía una profunda gratitud por estar allí, compartiendo ese m
Desayunamos juntos en la amplia sala de la casa, decorada con motivos festivos y una gran mesa llena de deliciosos alimentos.Mientras disfrutábamos de las exquisitas preparaciones, el aroma del café recién hecho llenaba el ambiente.Loreline, con su amabilidad y alegría contagiosas, nos felicitaba constantemente, demostrando su amor y aprecio por nosotros. Con una sonrisa cálida en su rostro, nos entregó nuestros esperados regalos de cumpleaños, que habían sido cuidadosamente seleccionados para cada uno.Eva, emocionada y curiosa, abrió su presente con cuidado, revelando una hermosa pulsera hecha a mano por Loreline misma. Cada cuenta de perla, encontrada en una antigua gaveta, tenía un brillo especial y único. Aunque estas perlas podrían considerarse de gran valor, ella, humilde como siempre, no les daba mucha importancia material. Su enfoque estaba en el gesto de amor y dedicación que Loreline había puesto al crearla especialmente para ella.Mi regalo, en cambio, fue un cautivador
—Nicolás, ¿pasa algo? —me preguntó, notando mi enfado.—Sí, estoy molesto. Vamos a hacer una travesura con el pastel —propuse, intentando desviar mi atención hacia algo más divertido y lúdico. Eva sonrió y negó con la cabeza, pero su risa dejaba claro que no podría resistirse por mucho tiempo.—Nick, no me vas a convencer de hacer travesuras —respondió en tono juguetón, aunque su sonrisa sugería que en el fondo le gustaba la idea.—Anda, cariño, sé que tienes ganas. Vamos a meterle el dedo al pastel —insistí, guiñándole un ojo y tratando de seducirla.Su risa se intensificó y me miró cómplice, transmitiendo un brillo travieso en sus ojos.—Nooo —respondió divertida—. No me vas a convencer, aunque me llenes de palabras bonitas.Sin embargo, su cuerpo se giró hacia mí y rodeó mis hombros con sus brazos. En ese momento, decidí no decirle más palabras y la llevé a la cocina, donde la senté sobre la barra.—Dijiste que le meteríamos los dedos al pastel —comentó, mientras yo me acercaba a e
—¿A cuánto a que ella baila conmigo? —pronunció Ángel, poniéndose en pie y desafiándome.—A que te manda por un tubo —mencionó Adam, riendo y jugando a ser el árbitro de nuestra apuesta.—Si gano, ustedes tendrán que vestirse de mujeres con vestido y todo —propuso Ángel, poniendo la apuesta sobre la mesa con esas palabras.Mi mente se llenó de imágenes ridículas de mis primos vestidos de mujer, intentando disimular una sonrisa.—Pero si pierdes, tendrás que vestirte tú de mujer con un vestido demasiado sexy pegado al cuerpo, uno de los que tiene Daiana, y tendrás que desfilar esta misma noche —propuse, desafiándolo a aceptar las consecuencias si resultaba derrotado.—¿Listos para perder? —preguntó Ángel con determinación en sus ojos.Se alejó lentamente de nosotros mientras Adam y yo bebíamos nuestros tragos, manteniendo la mirada fija en Ángel, quien se acercó de manera cautelosa a Eva.Desde nuestra posición, no podíamos escuchar lo que decían, pero sus gestos y sus miradas intensas
—Ya no quiero ser tu amiga —susurró Loreline con voz temblorosa, con lágrimas rodando por sus mejillas. Su cabello castaño, enmarcado por una corona de tristeza, se agitaba mientras empujaba con desesperación a Juan Pablo. Con cada pisada apresurada hacia mi lado, buscaba refugio y protección—. Te dije que a mi mamá le daba miedo entrar a los cuartos oscuros y, a pesar de eso, tú decidiste encerrarla allí —le gritó a Juan Pablo.Mi corazón se encogió al ver el sufrimiento en el rostro de Loreline. Sus ojos estaban llenos de angustia, enmarcados por largas pestañas, eran espejos de la traición que había presenciado. No pude evitar sentir rabia hacia Juan Pablo, quien parecía ahogarse en un mar de lágrimas. Era evidente que había sido manipulado por esa maldita mujer.—Ve adentro con tus abuelos —le dije a Loreline, tratando de calmarla, aunque mi enojo resonaba en mis palabras.Loreline asintió, dando una última mirada llena de resentimiento hacia Juan Pablo antes de marcharse, molesta
Localizar el teléfono de Eva y desbloquearlo no resultó ser una tarea fácil. Adivinar la contraseña se convirtió en un desafío, hasta que recordé que era la fecha de nacimiento de Loreline.Al desbloquearlo, me encontré con una foto estremecedora. Era una imagen de mi pequeña princesa abrazada por Juan Pablo y un hombre desconocido, apuntándoles con una pistola en la cabeza.El mensaje adjunto era corto pero escalofriante: «¿Quieres que tu hija muera?»—Maldita perra —murmuré entre dientes, sintiendo ira en mi interior.Sin perder ni un segundo, me dirigí a la sala de vigilancia de la empresa, enfocándome principalmente en las cámaras del estacionamiento.Después de revisar todas las grabaciones de seguridad, descubrí que Eva había huido en uno de los vehículos de la compañía. Sin pensarlo dos veces, utilicé el número del GPS para rastrear la ubicación del automóvil y salí corriendo literalmente de la empresa.Subí a toda prisa a mi propio automóvil y conducí a toda velocidad hacia do
★ Nicolas.—Tic toc, Nicolás, el tiempo se agota. Decide de una vez por todas: sacrifica a una de las personas que amas o a un inocente niño. Así, las dos personas que amas estarán a salvo y podrán vivir una vida feliz juntos. Podrán olvidar que un inocente murió por ustedes.La rabia me invadía al escuchar las estúpidas palabras que salían de la boca de esa mujer. Mi mirada se dirigió hacia Eva, quien suplicaba que no sacrificara a ese niño.Sus ojos llenos de desesperación me quebraron el corazón.Eva siempre había sido una persona compasiva y amorosa, incapaz de dañar a alguien. Cómo podía esperar que hiciera algo tan despiadado. Volví la mirada hacia los dos pequeños niños, abrazados en el suelo, sollozando con fuerza.Me imaginé su futuro, la vida feliz que podrían tener juntos. Pero también pensé en la mujer que tenía frente a mí, la mujer que amaba con todo mi ser.—Eva —me acerqué al muro de la jaula y ella hizo lo mismo.—Nicolás, salva a los niños —suplicó con los ojos lloro
★ EvaMi corazón se rompía en un millón de pedazos. Sentía cómo se desmoronaba dentro de mí, como si cada latido fuera una puñalada en el pecho.Nunca antes había experimentado un dolor tan intenso en mi vida, ni siquiera comparado con el dolor de perder a mis seres queridos. La pérdida de Nick me había dejado una herida profunda, una llaga que parecía no tener cura.Durante un año, ese hombre molesto y complicado había convertido mi existencia en una verdadera pesadilla. Su presencia era un constante tormento. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades y la oscuridad que parecía envolvernos, los últimos meses habían sido los más maravillosos de mi vida.En medio del caos que nos rodeaba, habíamos encontrado la forma de reconstruir nuestra relación. Habíamos descubierto la magia de la reconciliación y el amor, habíamos aprendido a valorar cada momento juntos. Nick se había convertido en mi compañero de vida nuevamente, en el padre amoroso que nuestros hijos necesitaban.Acaricié m