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Al siguiente día es domingo primero de noviembre.

Hoy tengo planes para salir con Karla. Me dirijo a la sala a esperar y aprovechar el momento que ella aparezca para hacer algún oficio en la mansión

Al poco tiempo de estar allí tocan el timbre, entonces extrañado por esta visita a temprana hora de la mañana me apresto a abrir.

Cuando abro la puerta miro que es una abogada quien ha llegado a la mansión.

Un frío recorre mi cuerpo intuyendo que ella es un “ave de mal agüero”.

La recibo y saludo en la entrada.

—Señor Caden. Mucho gusto. Soy la abogada Mercedes Rivas y me gustaría hablar inmediatamente con la señora María.

—¿Para qué la necesita, abogada? —Indago enseguida preocupado.

—Es referente a lo que sucedió, donde ella y su familia fueron expulsadas de un apartamento, sin siquiera darle el tiempo correspondiente para buscar otra vivienda, ¡es un abuso! —expresa finalmente con gran indignación.

—Bien, ya la llamo, por favor, abogada… Mercedes. Pase adelante y sié