La joven Ferreira, se abrazó a llorar a su padre, por unos momentos no pudo hablar, solo aprovechaba la presencia del CEO para confortarse, su sola presencia la calmaba, sin duda necesitaba de su abrazo y sus consejos, pero sobre todo de su cariño

— Papá, ¿por qué me hizo esto? ¡no le importó lo que yo iba a sentir cuando descubriera su engaño, no le importó todos los años que teníamos juntos de novios, ni mi cariño, ni que lo defendiera de tí, soy una estúpida que creyó en ese ruso como una idiota!

— No es tu culpa, cariño

— Larry Brown, dijo que los hombres necesitan del sexo como de tomar agua, entonces fué por qué yo no dormí con él, por eso me engañó, por qué soy... una chica que no le dió lo que necesitaba — Dary, no paraba de llorar

— No digas tonterías, puede que haya tenido que ver qué no te le entregaras, pero piensa en esto, un CEO siempre viaja por todo el mundo para hacer negocios, y aunque tú hubieses accedido a ser su mujer, en los viajes de todas maneras te habría eng