En el momento en el que Adriana abrió la puerta de la oficina para entrar, el perfume que siempre había usado llegó al olfato del CEO, de inmediato él levantó la mirada descubriendo que efectivamente era ella, la mujer que le había roto el corazón, la que lo traicionó con su peor enemigo, los dolorosos recuerdos llegaron de golpe a los pensamientos del furioso hombre

— !¿Qué carajos estás haciendo aquí?! ¿cómo te atreves a pisar mi oficina después de todo lo que me hiciste? ¡lárgate Adriana, lárgate o soy capaz de sacarte a rastras de mi compañía!

— Cálmate, Ramses, tengo una muy buena razón para estar aquí, de no tenerla nunca hubiese regresado, sé que después de lo que pasó entre nosotros me odias y no quieres verme, pero necesitamos hablar

— ¿Hablar de qué? todo fue dicho entre nosotros aquella vez que te encontré en ese hotel con el maldito de Juan Carlos Estrada, si te sedujo o no ya no me importa, no estoy en el mismo lugar en el que me dejaste, ya no significas nada para mí, a