La llegada de Violeta a la mansión Ferreira fue motivo de alegría, los niños, perseguían a Danilo cuando la cargó para subirla por las escaleras, no quería que se esforzará, el médico había recomendado que tuviera muchos cuidados

Dariana y Andrés estaban sonrientes,

— !Pareces un príncipe, papá! el más apuesto de todos, mamá es afortunada de tener a un esposo tan excelente como tú, ¿cierto mamá? ¿verdad que papá es el mejor? — la niña adoraba a su padre y cada vez que lo veía teniendo una atención con su madre el corazón se le alegraba

— Si, cariño, papá es el mejor, el más fuerte y el más salvaje — dijo bajó la mujer herida

— Te escuché, mujer, ¿quieres ver qué tan salvaje soy? te lo puedo mostrar más tarde — le susurró Danilo al oído a Violeta, ella sintió el aliento caliente de menta y sus mejillas se sonrojaron

— No te atrevas, estoy convaleciente, dormiré con doble pijama

— ¿Creés que eso me va a detener? — el hombre no jugaba, no hubo sonrisa ni nada que pareciera que estuvies