—¿A dónde estamos yendo ahora mismo? —cuestiona Evangeline con Milán en brazos, mientras suben a un taxi.A penas acaban de desayunar y Eva quería mostrarle el parque privado del hotel a Milán.Irina llegó muy tarde anoche. Casi no tuvieron tiempo de interactuar porque después de una llamada grupal con Magnus se quedaron dormidos. Hasta ahora la rubia no le ha dicho nada sobre el gobernador, y Eva tampoco piensa preguntar. Sólo se han limitado a hablar de la sucursal.—Solo calla y espera —la rubia le dice.—¡Calla y espera! —repite Milán con una sonrisa divertida, por lo que Eva le toma los labios entre sus dedos y se divierten entre cosquillas el resto del camino.Irina los ve con una sonrisa en la cara, y suspira. No sabe cómo en algún momento cuando sintió que iba a perder a Milán, pensó que podría deshacerse de Evangeline. Si ve en los ojos de ambos lo mucho que se aman. Si sabe lo mucho que desearía estar con su madre, si sabe lo importante que es que el niño crezca con tanto a
La rubia pone un pie fuera del aeropuerto de Virginia y sostiene su cartera fina con fuerza. Usa lentes de sol porque no pudo evitar llorar en silencio durante el viaje. De nuevo tiene un nudo en la garganta porque ya sabe cómo podrá sacar a su esposo del conflicto en el que se encuentra y no le gusta la idea. Pero lo hará, porque ama a su familia.Toma un taxi en dirección al Pentágono, especialmente al departamento de defensa, y llama a su esposo.—Hola cariño, ¿cómo te sientes?—Tenemos la coartada perfecta. ¿Y Evangeline y Milán?—Estamos tomando un helado antes de que me acompañen al aeropuerto —miente, pues sabe que Magnus no la sigue—. Pero Evangeline ya sabe lo que ocurre. Lo vio en las noticias ayer.—¿Y qué te ha dicho?, ¿duda de mí?—Por supuesto que no... —responde ella—. Nos quiere tanto que dijo que debo regresar rápido a Washington para apoyarte en su nombre.La rubia escucha un suspiro de su esposo, y sonríe un poco mientras una lágrima le baja por la mejilla.—Te amo,
Son las tres de la mañana y la castaña no logra conciliar el sueño. Descansa su cabeza en el pecho de Dexter mientras ve de lejos a su hijo en medio de la cama.El niño le había suplicado al hombre que se quedara a ver una película con él. El día anterior después de la llamada de Renaud, los tres tuvieron cosas por hacer.Milán pensaba que era un juego. Que su mami Eva lo cambiara de ropa a cada nuevo lugar que visitaban y le tomara fotografías con su teléfono nuevo, comiendo cada cosa, incluso riendo, era divertido.Casi se acercaba la noche cuando Evangeline quiso tomar una fotografía. Dexter cargaba al niño en su cuello y ambos tenían una sonrisa radiante.Ella se encuentra viendo esa foto justo ahora. Tiene ese mal presentimiento, pero sabe que lo logrará. Podrá irse lejos con Milán y Dexter, hasta que todo sea seguro y ella pueda declarar en la corte todo lo que sabe.Pero entonces cierra los ojos y de nuevo todas las cosas que ha vivido con los Keller, cada caricia, buenos y mal
Jack mira a su enamorado de reojo mientras Gareth Freeman, el ex coordinador de producción de los Keller, va a la cocina en su silla de ruedas y regresa con té para ambos.—Gracias —los invitados dicen al unísono.—¿Por qué hablar sobre esto ahora? —pregunta el hombre luego de unos segundos.—Su secretaria...—¿Su amante? —Gareth pregunta de inmediato.—Ella... Ha sido víctima de muchas cosas. Sus padres murieron en ese pueblo, y ella estuvo a punto de hacerlo también.—Pobre chica —masculla Gareth y le da un sorbo a su té—. Tiene un hijo, ¿no? —cuestiona, y los demás asienten—. Ella tiene algo por qué luchar, yo... Nunca me casé ni tuve hijos. Cuidé de mis padres hasta que caí en esta silla gracias a los Keller —comenta—. Mis padres también murieron sin que yo pudiera hacer nada... La pensión jamás me ayudó. Un paralítico a mi edad no tiene muchas opciones...—Lo sentimos mucho señor Freeman —Jack expresa—. Cuando lo busqué usted me dijo que tenía evidencias.—Por supuesto que sí —d
Eva siente su cuerpo erizarse cuando los labios de Magnus tocan su piel, justo a la mitad de su espalda, mientras la tiene inmovilizada.Ve a Irina en su traje de cuero negro, con aquella máscara y los senos fuera, luciendo perfectos. Es aquí donde la castaña siente la necesidad de lamer sus pechos. Sin embargo, la rubia sonríe de forma macabra, y coloca pinzas con peso en ambos pezones de su secretaria, haciendo que estos duelan.Eva está completamente sensible cuando Irina se agacha lentamente para besarla, y luego, allí, siente una palmada en sus glúteos. Jadea y cuando se separa de Irina siente cómo ambos orificios de su cuerpo son llenados. Gime con fuerza por la satisfacción, y al girar su rostro se encuentra con Magnus penetrándola desde atrás. Pero su cuerpo tiembla cuando baja la mirada y se encuentra con Dexter penetrándola desde abajo.—¡Noooo! —grita aterrada, cuando ve a la rubia agacharse y colocarle una almohada en la cara, asfixiándolo hasta morir.—Hey, ¡Hey! ¡Evange
El dolor de la traición se esparce por cada partícula del cuerpo de la rubia. Esta entierra sus uñas en el cuero de su cartera mientras se encuentra en una oficina del departamento de policías, ya que el detective Walsh la llevó hasta allá. Justo ahora agradece que el detective no le haya hecho ninguna otra pregunta durante el transcurso que no fuera:—¿En dónde está su esposo? A lo que ella respondió:—Buscando en Múnich a nuestra... —las palabras se atascaron en su garganta—. A Evangeline.Porque de haber cuestionado más se habría derrumbado en la misma camioneta policial.Ella había permitido que Magnus se enamorara de Eva. También que él no le hiciera nada cuando, después de que la castaña hablara pasivamente con ellos en el hospital, Magnus le dijo en privado:—Hay algo que no me gusta. ¿Deberíamos...?—Ella nos ama, Magnus —Irina le dijo, después de plasmarle un beso en la boca—. Solo se sintió traicionada... Dime, si te sintieras traicionado por ella también actuarías paranoic
El pelirrojo abre los ojos, sobresaltado, y la enfermera le pide que respire profundo antes de hablar; pero a Dexter no le importa un carajo respirar bien en este momento.—Evangeline y su hijo...Para de hablar porque el dolor en su pecho llega y entonces recuerda. Magnus le disparó, sin compasión alguna. Ese psicópata tiene a Evangeline y al pequeño Milán, quién sabe bajo qué circunstancias. El solo pensarlo le acelera los latidos del corazón.—Tranquilo por favor. Debe mantener reposo unos días. Esta mañana vino un...—¿Esta mañana? —inquiere desconcertado—. ¿Cuándo ingresé?—Ingresó ayer en la tarde señor French... Intentamos localizar a algún familiar pero no...—¡No, no, no!El pelirrojo intenta quitar todo de su cuerpo. Está listo para salir a buscarla y rescatarla, pero entonces la enfermera lo sostiene justo cuando baja de la camilla y se tambalea. Para cuando Dexter alza la vista se encuentra con el detective Walsh en la puerta. Lo recuerda porque él fue el encargado del ca
Nota: contenido sensible.En el preciso momento en que Evangeline ve cómo Irina le arrebata a su hijo justo antes de poner un pie fuera de la cabaña, y siente las manos de Magnus doblegarla, su garganta se seca.No quiere ver a Milán a los ojos porque este se pondría a llorar, pero no hace falta que lo haga porque el niño patalea en los brazos de Irina, llorando por su madre, cuando la rubia se lo lleva.Justo ahora cuando Magnus la sostiene sin ella poder defenderse cómodamente, cuando es arrastrada a la habitación de nuevo, cuando es tirada a la cama, y los ojos azules intensos toman las cuerdas para atarla a la cama, piensa en todas las veces que se derritió por esta misma escena, una que ahora tiene un significado muy diferente para ella.Ya no podrá ser sumisa queriendo serlo. Esto es una violación a todo lo existente. Sabe que no habrá piedad, compasión, ni nada que pueda detenerlos a querer hacer de ella lo que les plazca.Y lo ve en los ojos de ambos cuando Irina también entra