Una luz deslumbrante cautivo todo el escenario, el murmullo de las personas se oía más fuerte que la música del lugar, el olor a tabaco, cerveza y excitación casi animal se sentía palpable en todo la estancia, algunos hombres solo llegaban para satisfacer su morbo al ver aquellas jóvenes vestir aquellos diminutos trajes, que no dejaban nada a su maravillosa imaginación. Y algunos solo iban para ver a la estrella de aquel night club de mala muerte, provocando pequeños jadeos y espasmo al imaginarla bajar de aquel caño y verla mover como toda una diosa del sexo. De pronto hubo un silencio sepulcral y una oscuridad inminente solo se podía escuchar a lo lejos las respiraciones agitada de todos los asistente del local, hubo un pequeño juego de luces anunciando la llegada de Ella, la dueña de todas las fantasía erótica de todos los hombres de aquel pueblo pacífico de Asfard , el cual más de alguna vez habían soñado que algún día ella lanzara su característica rosa y lo elegiría para pasar una noche acalorada y desenfrenada donde la pasión y la lujuria los dominaría, un leve humo inundo el escenario acompañado de una tonada sensual, donde apareció ella con un pequeño antifaz y con un traje de encaje de color negro, contoneando sus pronunciadas caderas mientras caminaba por todo el escenario, robando pequeños suspiro soñadores, pero eso no era nada fuera de lo común, porque apenas la noche estaba empezando.