—Pero que valor tienes de estar aquí y exigir derechos que no tienes.

—¡Tráeme a mi hija ahora mismo!.

—Claro su majestad. ¿No desea también una taza de té?. —ella empuña sus manos rabiosa. —¿Conque cara vienes a mi casa a darme órdenes?. Encima quieres a tu hija cuando Apolo, es el dueño de su custodia.

—Ya Déjate de juegos maldita arpía, deja de fingir que la amas…

Su cara giró al punto de casi caer al suelo si no fuera porque se sostuvo de la puerta lo habría hecho. La sangre me hierve porque me cree igual que ella. La tomé de la parte trasera de su cabello fuertemente haciéndola ver mi cara

—Nunca me compares contigo serpiente. Yo no soy igual que tú. Ahora Lárgate de mi casa antes de que mi paciencia se agote.

La lancé fuera de mi departamento pero ella nueva