Vítor
Entré en la habitación donde yacía Sophia. El médico, con semblante serio, me permitió verla, pero insistió en que mi visita debía ser breve. Asentí y me acerqué cautelosamente a su cama. Estaba dormida, con expresión serena y tranquila. Me quedé allí un momento, apreciando su belleza y la paz que irradiaba incluso dormida.Mis ojos bajaron inevitablemente hasta su vientre, donde yacía nuestro pequeño milagro. Me costaba creer que allí dentro estuviera creciendo un ser que tendría trozos de nosotros dos, que sería la materialización de nuestro amor. Y al considerar este hecho, también me di cuenta de que este embarazo podía ser la clave de mi propia supervivencia.
Me acerqué a ella, que seguía dormida. Estaba preciosa, como un ángel. ¿No puedo creer que esté emba
VítorLa mañana fue agitada y tensa. Tenía prisa por irme porque había recibido una llamada en la que me informaban de que Sophia había sido dada de alta y estaba de camino a casa. Sin embargo, Bernardo no me dejó escapar fácilmente. Insistió en que teníamos que hablar, y yo sabía exactamente de qué quería hablar.Sentado a la mesa de la cocina, removía distraídamente el café, mientras Bernardo mantenía una expresión seria.- Vítor, no podemos dejar pasar esto. Hemos incumplido el contrato. Sofía no fue a la clínica de inseminación artificial y ahora está embarazada. Eso no estaba en el acuerdo que hicimos. - Bernardo habló, con expresión preocupada.Suspiré profundamente, dándome cuenta de que no podía aplazar más esta conversación. Estaba en medio de un lío emocional, con la noticia del embarazo de Sophia poniendo mi vida patas arriba.- Bernardo, sé que hemos roto el contrato. Pero, por favor, entiende que la situación ha cambiado. Sophia es la mujer que amo, y está esperando un hi
Sophia- ¿Cómo que una multa, Vítor? ¿Hablas en serio?" Mi voz cambió mientras miraba fijamente a Vítor, que conducía con expresión seria.- Sophia, eso es lo que sugirió mi hermano, teniendo en cuenta el contrato que firmamos. - Me miró y suspiró.- Pero... no hicimos nada de esto a propósito, Vítor. No tenía ni idea de que pasaría. Simplemente sucedió... -Mi mente daba vueltas. No podía creer lo que estaba oyendo.- Lo sé, Sofía, lo sé. Yo tampoco lo esperaba. Y estaba enojada con mi hermano por siquiera mencionar la multa. Pero tenemos que ser realistas. Tenemos que resolver esto lo mejor que podamos. -Victor sacudió la cabeza, tratando de calmarme.Sabía que tenía razón, pero seguía dolida y enfadada por la situación. Yo sólo
SophiaAcababa de levantarme de la cama, estaba sentada y pensaba en todo lo que Vítor me había contado durante el viaje de vuelta. Tengo que confesar que estaba cansada, me había quedado en el hospital a causa de mi desmayo, y no podía volver aquella noche; según las recomendaciones del médico, tenía que quedarme para asegurarme de que tanto yo como el bebé estábamos bien. ¡Vaya! Ahora me he dado cuenta. Me he puesto la mano en la barriga y estoy embarazada de Vítor. ¿Te lo puedes creer? El peso del contrato pendía sobre mi cabeza. Ese maldito incumplimiento de contrato. Sabía que Vítor estaba igual de preocupado. ¿Cómo vamos a hacer frente a las consecuencias económicas de una multa? Tenía el corazón apretado y necesitaba entender cómo habíamos llegado a este punto. Era difícil creer que, hace poco tiempo, todo parecía ir bien, y ahora teníamos esta complicación entre manos. Decidí que era hora de afrontar esta conversación con Vitor. Al fin y al cabo, estábamos esperando un hijo
TomásEstaba en la cocina, absorto en tumultuosos pensamientos sobre Sofía. ¿Cómo podía tratarme así, después de abrir mi corazón y revelar mis sentimientos? Y eso me carcomía por dentro. No podía dejar de pensar en él. Él era la razón de todos nuestros problemas. ¿Por qué Sophia seguía aferrada a él, a pesar de todo lo que yo podía ofrecerle? Simplemente no tenía sentido para mí.Mientras reflexionaba sobre estos pensamientos, una idea comenzó a formarse en mi mente. Tal vez, si encontraba la forma de alejar a Sophia de Vitor, por fin se daría cuenta de lo que se estaba perdiendo. Podría ser una tarea ardua, pero estaba dispuesto a intentarlo. Después de todo, la amaba profundamente y haría cualquier cosa por verla feliz.Empecé a trazar un plan en mi mente, pensando en cómo podría crear oportunidades para que Sophia se alejase de Vitor y para que nosotros nos acercásemos. Tal vez si ella se diera cuenta de lo mucho que conectábamos y de lo mucho que yo la quería, las cosas podrían
SofíaMientras esperaba a Vítor en el salón, el corazón me latía más deprisa. La incertidumbre de lo que planeaba para el almuerzo aumentaba mi expectación. Había algo mágico en la forma en que me cuidaba, sobre todo ahora que se abría un nuevo capítulo en nuestras vidas con la noticia de mi embarazo.La idea de tener un hijo con Vítor era a la vez emocionante y aterradora. Sabía que nos enfrentaríamos a retos, pero la idea de tener este hijo con él era algo que me calentaba el corazón y me ponía nerviosa al mismo tiempo. Al fin y al cabo, este niño le salvará de esta enfermedad. Estos pensamientos me llevaron a reflexionar sobre Vítor. Con este embarazo que tanto deseaba, va a tener una vida sin preocuparse por la medicación, porque está bien y vivo para hacer sus cosas, trabajar, viajar... Un día me dijo que me iba a llevar de viaje a conocer Europa. En aquel momento me pareció estupendo, nunca había viajado.Me miré la barriga, dentro había un pequeño inquilino que crecía cada día.
BernardoEstaba en mi despacho revisando unos documentos y me di cuenta de que mi teléfono móvil empezaba a vibrar. Dejé inmediatamente lo que estaba haciendo para contestar. Cuando vi el número de casa, me pregunté quién me llamaba.- ¿Diga? ¿Quién es? - dije.- Sr. Bernardo, ¿es usted? - pregunto. La voz parece ser la de María y suena angustiada.- Sí, María, soy yo, Bernardo. ¿Qué pasa y por qué me llamas? -pregunté, ella no es de las que llaman a una empresa, y más de esta manera. Entonces me vino a la mente mi hermano. - María, ¿le ha pasado algo a Vítor, ha estado enfermo?- El señor Vítor goza de buena salud, pero ocurrirá una tragedia si usted no viene aquí. - Dijo ella. Salto de la silla.María, el ama de llaves, parecía al borde
VitorAcabo de terminar de arreglarme. Salía de mi habitación y cuando me dirigía a las escaleras he oído gritos en el piso de abajo:- ¡DÉJAME! ¡ME DUELE! - La voz parece ser de mi morena. ¿Quién le hace daño? ¡Acabaré con el desgraciado que le hace daño a mi morena!Bajé corriendo las escaleras y cuando llegué al salón vi a mi madre junto a María que decía algo, y por la expresión de su cara estaba llorando. Me acerqué y pude oír lo que decía.- Sr. Renato, suelte a Sofía. Le está haciendo daño. - me preguntó. Cuando miré a mi alrededor, mi padre estaba sacando a rastras a la morena. No voy a dejar que lo haga.La ira latía por mis venas al ver como mi padre sujetaba a Sophia por los brazos, la fuerza bruta que estaba utilizando me llenaba
SophiaOcho meses despuésLlegamos a casa de mis abuelos de visita. Estaba embarazada de 40 semanas, mi barriga era enorme, me dolía la espalda y tenía los pies hinchados, pero aparte de eso me encantaba. Y mi barriga era redonda, allá donde iba la gente la miraba asombrada. Aunque estoy a punto de tener a este niño, todavía no he elegido un nombre y ya he ido al médico y ya sabía el sexo y que sería una niña.Pero en el fondo no sé si estaría bien, Vitor había dicho antes que en cuanto naciera este niño lo iba a donar a algún orfanato, pero viendo lo feliz que estaba con mi embarazo, creo que puede haber cambiado de opinión. Lo malo es que me he encariñado con este niño. Imaginando cómo sería, ¿se parecerá más a mí o a Vitor?Y en cuanto Vitor llega primero del tr