El turno en el bar iba desde las siete hasta las cuatro de la mañana que era la hora del cierre definitivo. Después de los ensayos con sus amigos y una buena cena, Harlam corría a cumplir con sus horas de trabajo, era extenuante, pero ya su cuerpo se había acondicionado al ajetreo, en ese establecimiento aprendió cosas básicas para ser un buen bartender, algo que agradecía. El bar tenía días de gloria, pero justo cuando estaban subiendo, llego una semana terrible para el lugar, dos compañeros renunciaron y el jefe estaba estresado buscando personal.
—Harlam por favor, dime que tú no te vas a ir también a cumplir tus sueños de adolescente. —El jefe de Harlam era un hombre pequeño pero corpulento, con varias perforaciones en las orejas y tatuajes en todo el cuerpo, se llamaba Abel, estaba caminando de un lado al otro frente a él y su otro compañero, los &u
La noche de vampiros siempre era interesante, participar de ella era una de las cosas que más le gustaba a Jareth, habían trazado un pequeño plan para molestar a Harlam durante la noche, Jeremías les dio la fotografía donde esté se veía como un perfecto vampiro de película y la mandaron a estampar en todas las camisas, por detrás decía “Harlam Cullen”, sabían que no le gustaban esos libros y menos las películas, Jareth no siempre participaba en esos juegos porque eran pérdida de tiempo, pero si se trataba de fastidiar al angelical Harlam, él siempre estaría dispuesto.—Ya deberíamos irnos. —Dijo Jeff que movía los dedos sobre una de las botellas algo intranquilo, Jareth lo miro negando con la cabeza, las dos de la mañana los acosaba. Ya llevaban muchas cervezas encima, Tobías y Jeremías estaban borrachos b
Las noches de licor nunca eran buenas, al menos no en la cabeza sensible de Tobías, intentaba por todos los medios evitar la cerveza pero si estaba cerca de Jareth era imposible negarse, su amigo tenía un no sé qué, que obligaba a la gente a beber aunque no quisieran, después del evento en el bar se sentía avergonzado, supo que había hecho el ridículo varias veces gracias a los cuentos de Jeff, no sabía si iba a tener la cara suficiente para regresar al bar como si nada, aunque era algo simple, no dejaba de darle vueltas al asunto.—Te ves enfermo, ¿Qué te pasa? —Estaba con Jeremías en su casa, eran casi las cuatro de la tarde, los dos compartían un gusto que los demás no conocían, rescataban animales, justo ese día se reunieron para visitar la veterinaria donde habían dejado dos gatos la última vez, deb&iacut
Dos agotadoras semanas pasaron…En medio del caos del día a día, siempre danzaba una pequeña sonrisa en los labios de Harlam, trataba de estar calmado para que todo a su alrededor se desarrollara con esa misma tranquilidad, pero debía afrontar una realidad de la que huía cada minuto que pasaba. Frente a él estaban sus amigos, en silencio, todos mirando al suelo sin saber que agregar para que el ambiente se aliviara, Harlam abrió la boca varias veces pero se arrepintió al último segundo, Jeff llevaba su tercer cigarrillo y estaba claro que Jeremías tenía la mente en otro lado porque no le había quitado ninguno de los cigarros al otro, Tobías de vez en cuando intercambiaba miradas con Harlam, y ahí en el rincón donde siempre se paraba Jareth brillaba una ausencia y soledad que emanaba ese pedazo del garaje provocando escalofríos.—Bueno ya estuvo.
Actualidad…—Ustedes han traído de regreso el rock clásico, aquel que levantaba grupos enormes de personas, ¿pensaron en eso como un concepto o es la música que realmente les nace tocar? —El entrevistador era un hombre joven de al menos treinta años llamado Frank Shor.El grupo estaba sentado alrededor de una mesa grande, el programa se caracterizaba por reunir a los invitados a comer y beber mientras conversaban, era agradable, hasta ese momento se habían sentido bien.—No lo tratamos como un concepto, es lo que somos, desde que nos conocimos descubrimos que teníamos gustos similares en cuanto a bandas, sabíamos por dónde queríamos orientar nuestra música. —Hablo Harlam, durante la entrevista todos habían participado porque esa era la orden de su manager, la gente debía conoc
Cinco años antes… La casita donde vivía Jefferson era hermosa y acogedora, vivía con su madre, una mujer hermosa que se desempeñaba como abogada, la mejor de la ciudad, su padre vivía en otra ciudad a solo dos horas, pero tenía comunicación todo el tiempo con él, Jeff era de los pocos afortunados que vivió en medio de un buen divorcio, sus padres se separaron en los mejores términos y cuando se hablaban lo hacían de excelente forma, incluso bromeaban y sonreían estando juntos, no funcionaron porque los dos tenían sueños diferentes, Jeff siempre había pensado que no fue por falta de amor, porque cuando los veía juntos en el aire se sentía la dulzura y el cariño, pero no pudieron hacer que todo anduviera sobre ruedas, en el medio estuvo él, compartiendo días con su padre y otros con su madre hasta que por fin, el juez le entrego toda la custodia a ella. —Cariño, hoy no podré llegar para la cena, tengo una comida con los del bufete de abogados.
De nuevo en el hospital. ¿Qué tenían que hacer para dejar de llegar a ese asqueroso lugar?Tobías jugaba con el borde de su camisa rasgada para tratar de distraerse con algo, llevaba horas de pie deseando recibir noticias, en una sala donde esperaban otras personas que al verlos solo le contagiaban la sensación de tristeza y estrés, él odiaba los hospitales, todo lo que tuviera que ver con médicos, nunca había estado enfermo como para asistir a esos lugares y los programas que veía eran suficientes para crear en su interior el desagrado, era peor cuando estaba ahí esperando noticias de alguno de sus amigos.La madre de Jeff estaba sentada con la cara escondida entre las manos, el proceso para que atendieran al chico había sido muy lento, no estaban en el hospital donde trabajaba el hermano de Harlam así que no había alguna p
Actualidad…Cuando una multitud se reúne en un espacio solo para ver un espectáculo es increíble, pero si el vocalista guarda silencio mientras la música sigue sonando y el público continua la letra, justo en ese momento la vida parece algo indescriptible y sublime, Jeff se había quitado los auriculares para escuchar al público, sus seguidores se sabían a la perfección la canción Everest, la balada que a él más le gustaba cantar, esa donde el bajo se lucia; los chicos sonreían y seguían tocando para que su público cantaran, la fuerza de voluntad del vocalista para no llorar ante ese momento se perdió, se secó los ojos rápido y retomo su lugar terminando la canción.No era el primer concierto que daban, pero si el primer sold out y en un estadio tan grande, sudaban de una manera horrible,
Cinco años antes… Para el bar donde trabajaba Harlam la llegada de Sunni y Kaira había sido un gancho, muchos hombres visitaban el lugar solo para verlas y coquetearles, las chicas eran expertas en evadirlos. Desde su llegada el trabajo en el bar se había duplicado, era bueno para todos, pero eso dejaba agotado a Harlam y le dificultaba un poco poder participar de los ensayos con la banda, ahora veía más las caras de sus tres compañeros de trabajo que la de sus amigos. —Chicos, les tengo un aviso importante. —Abel se acercó a la barra donde estaban todos acomodando las cosas para la noche— Les daré libre una semana, primero porque sé que viene el concurso y dos de ustedes están en eso, además las ganancias han sido muy buenas y ha habido mucho trabajo y bueno… Yo me iré de vacaciones un par de días. —Eso es maravilloso, ya nos hacía falta un poco de descanso. —Agrego Cam