Capítulo 315
Sebastián, al notar mi preocupación, empujó la ensalada francesa que había pedido hacia mí.

—Pensar tanto mientras comes no es bueno para la digestión —dijo con tranquilidad.

—¿Tan seguro estás de que tu madre me buscará para esto? —respondí, sabiendo que Sebastián había leído mis pensamientos una vez más.

De repente, el filete que estaba disfrutando ya no me parecía tan sabroso. Noté que la mención de «tu madre» hizo que su expresión se volviera más fría.

¿Qué tipo de problemas existían entre ellos?

—Sea lo que sea que te pida, solo dile que sí —agregó con la misma calma.

—Sí, jefe —contesté con determinación, sintiéndome un poco más aliviada de tenerlo a él como respaldo.

Por la tarde, justo cuando estaba a punto de salir del trabajo, sonó mi teléfono. Señora Cruz me estaba llamando.

Contesté con la mayor cortesía posible.

—Hoy estuve por la zona de Torre Verde haciendo unos recados y pensé que podríamos vernos. ¿Tienes tiempo? —preguntó con una voz amable pero con un tono que no d
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