Capítulo 264
El restaurante argentino no estaba lejos, y Diana ya había llegado. Al ver que Felisa me bloqueaba el camino, se acercó rápidamente.

—No voy a estar así para siempre —insistió Felisa con firmeza.

—Yo creo que sí—, replicó Diana, mirándola de arriba abajo—. Los Pérez te dejaron quedarte con tus ropas, bolsos y joyas. ¿Por qué estás tan desaliñada? ¿No me digas que ya vendiste todo y te lo gastaste?

—Mis padres se llevaron todas mis cosas. No me quedó nada.

—Si tus padres te quitaron todo, deberías reclamarles a ellos, no venir a molestar a Sofía.

—Si pudiera recuperar mis cosas, no estaría tan arruinada —los ojos de Felisa se llenaron de lágrimas.

—¿Tu familia es más difícil que tú? —Diana no pudo evitar preguntar, sorprendida.

—Lo que hice antes estuvo mal, lo admito y les pido disculpas.

En ese momento, el aroma de la comida llenó el aire. Felisa levantó la cabeza, siguiendo el olor con la mirada.

Estaba claro que tenía mucha hambre.

Pensé en las posibles consecuencias de ayudarla y r
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