Capítulo 219
—Aunque fuera la encargada de la limpieza de Capital Montezuma, por hacer algo como lo que hiciste, estas dos bofetadas son lo mínimo que te mereces.

La profunda y magnética voz de Sebastián tenía una fuerza que me estremeció. Su imagen se engrandeció aún más en mi mente, irradiando una luz tan cálida como la del sol.

En ese momento, me sentí inmensamente orgullosa de ser parte de Capital Montezuma.

Toda mi atención y mi mirada estaban fijas en Sebastián, y me olvidé de que mi mano seguía en la suya.

—¿Señor Cruz, no tiene intención de colaborar con nuestra empresa? —probó decir Juan.

—Si sigues con esa actitud, no hay nada de qué hablar. —Sebastián dirigió una orden a Mirko, que acababa de regresar con las grabaciones de seguridad—. Acompáñalo a la salida.

—Sí, señor. —Mirko, tras haber revisado las grabaciones, miró con desprecio a Juan por su comportamiento anterior. Sin expresión alguna, le hizo un gesto hacia la puerta—. Señor Pérez, por favor.

—Señor Cruz, me comporté de manera i
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