Capítulo 198
Pero… ¿no debería estar en el hospital? ¿Cómo podía estar aquí, justo detrás de mí?

El peligro era claro. Mi cuerpo se puso tenso al instante, y mis dedos se aferraron con fuerza al bolso.

Contuve la respiración, inmóvil, observando sus movimientos a través del vidrio.

Hugo se acercó rápidamente, y justo cuando extendió la mano para cubrirme la boca, me giré de golpe. Le lancé el bolso a la cara mientras le pisaba con fuerza.

—¡Ah! —gritó Hugo de dolor, deteniéndose en seco.

Desde aquel incidente en el resort de la Colina Clara, donde casi me mata, había desarrollado un tipo de estrés postraumático.

La última vez que lo vi en prisión, con las rejas de por medio, pude mantener la calma al enfrentarme a él.

Pero ahora, aterrada, empecé a gritar y a correr sin rumbo, buscando escapar.

—¡Cállate! —Hugo, un fugitivo, temía que alguien nos oyera, y me gritó con fiereza.

Pero no había forma de que obedeciera. Seguí gritando con todas mis fuerzas:

—¡Auxilio! ¡Ayúdenme!

—¡Sofía, te voy a matar!
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