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CAPITULO III: INVASIÓN EXTRANJERA.

CAPITULO III

Caminando por los pasillos se encontraba Isaac Bonhomme buscando la habitación de tortura, hasta que llega al lugar, abre la puerta y pregunta — ¿Qué les han dicho los Españoles?

— Por lo momentos nada, no sabemos que hacer para que hablen estas ratas. – Respondió uno de lo soldados, furioso ya que quería matar a golpes a los invasores –

Isaac con sus manos jala el cabello para que lo mire – ¿No vas a hablar m*****a rata? – viendo que este se rehusaba a hablarle le patea la cabeza a uno de los españoles que se encontraba amarrado en una silla, por tal golpe el español cae y al estar tirado en el suelo amarrado y no poderse levantar, Isaac colocó su pie en la cabeza del español apretandola sin ningún tipo de piedad. – ¡Habla infiltrado asqueroso, que te quede claro que nunca será Francia un país que ustedes puedan usar y joder! ¿Ya vas a hablar escoria?

— S-señor no sabemos nada, disculpe nos la vida. – Este le respondió con una mirada toda envuelta en lágrimas y una voz quebradiza. –

Isaac al escuchar su respuesta por la ira que tenía pateo su cabeza tan fuerte que comenzó a sangrar el español — ¿Sigues sin saber nada? No me cómo ese cuento basura. – se acercó a su rostro el cual estaba todo lleno de sangre y morado y sin más le escupió y le dijo – Me das lastima m*****a escoria. Se que tenían algún objetivo para hacer lo que ustedes hicieron, nadie se hace pasar por soldado de la realeza y menos siendo extranjeros. – Volvió a patear su cabeza –

— No sabemos nada, nada enserio. – Grito con un terror entre sus ojos y empezó a llorar –

— Oh no, no llores, lo que te he hecho no es nada comparado a lo que te tengo pensado hacer – Levanto la silla donde estaba. — Si vas a llorar hazlo con ganas. 

Pasaron minutos llenos de sufrimiento y dolor para estos extranjeros, Isaac buscaba que con todo este sufrimiento logrará sacarle información y así fue, uno de estos le dijo ya cansado de tanto golpe.

— Bien, le diré toda la verdad, pero se lo suplico, déjeme vivir. Venimos desde España ya que el rey nos ordenó burlar la seguridad y matar a algún Conde, Barón o Duque para que empiece una guerra interna entré el rey de Francia y los Duque, Conde ó Barón de otros países europeos.

— Gracias por serle tan útil a el Rey Agustín XII y a Francia. Ahora acaben con sus vidas, no necesitamos traicioneros en nuestra nación. – Isaac salió del cuarto de tortura y cerro la puerta escuchando como gritaban los españoles. –

— Basura, sarnoso, rataaa – Gritaban desesperados los Españoles –

— Luego de una buena noticia toca un buen baño para quitarse toda esta sangre de encima.

Dirigiéndose a su habitación en el palacio, todo lleno de sangre, se encontró a la reina saliendo de la habitación del rey de forma feliz, se acercó rápidamente a ella y le dijo. — Buenas hermosa doncella, cuénteme su majestad ¿Por qué tan feliz? Y disculpe el atrevimiento de mi parte – Mientras hacia una reverencia hacia Adelaide Bellerose –

— Cosas que pasan. – Empezó a reír de forma tierna y beso la frente de Isaac Bonhomme sin siquiera notar que estaba todo lleno de sangre y sin más Adelaide se retiró del lugar dejando a Isaac todo confundido. –

Isaac Bonhomme extrañado de lo que hizo la reina procedió a entrar en su habitación para tomar un baño. — Que raro lo que hoy hizo Adelaide Bellerose, pero no puedo negar que hizo latir mi corazón de forma acelerada. – llevo sus manos hasta el pecho para empezar a soltar los botones de su camisa. – Es que ¿A quien no le pasaría lo mismo? Con tal doncella, cabello largo marrón, ojos verdes como ojos de gato, labios gruesos y rosados. – Luego sus manos se deslizaron y empieza a soltar el botón de su pantalón y a bajarlo. — Parece un propio ángel, espera… ¿Qué estoy diciendo? Pareciera que hablara como si me gustará la reina. – Empezó a quitar su ropa interior –

De la nada abren la puerta y entra la reina Adelaide sin darse cuenta de las fachas en las que de encontraba Isaac y sin más allá le dijo. — Disculpa por lo del beso, estaba un poco feliz, pero ahora me arrepiento de lo que hice ya que siento que te puse un poco incómodo. – Al darse cuenta sus ojos se sobresaltaron de forma increíble, y rápidamente tapo sus ojos y grito. —Discúlpeme soldado Isaac Bonhomme por entrar de repente y sin avisarle nada.

Isaac Bonhomme empezó a reírse por pena y busco taparse con una toalla. – No se preocupe mi reina, igual usted es libre de ver lo que quiera, puede verme las veces que usted lo desee.

Adelaide apenada no quería ni quitar las manos de sus ojos, así que llevo rápidamente una de sus las manos hacia la parte pared y comenzó a buscar la manilla de la puerta para salir de la habitación y antes de salir dijo muy apenada. —No quería ver nada realmente solo entre para pedirle disculpas, sin más que decir ya me voy.

Abrió la puerta y salió del cuarto corriendo hasta llegar a la silla más cercana. — Wow que tonta y pasada soy, como no toque antes la puerta ¿Por qué solo pase y ya? – empezó a ruborizarse por recordar a Isaac Bonhomme sin ropa – No puedo negar que su físico me atraiga, mide 1.80 es blanco, su cuerpo está muy definido, además su miembro también es muy largo. Ahhh que estoy pensando. – Procedió a levantarse e irse a su habitación para darse un baño de rosas –

30 minutos después ya Isaac Bonhomme había salido del baño y estaba listo para hablar con el rey. Se acerca a su espejo, se mira, para ver qué tal había quedado y se dijo mientras se peinaba. Isaac Bonhomme con tu físico puedes tener a cualquier doncella del pueblo, del reino y hasta de otra nación.

Empezó a caminar hasta la puerta, al salir del su habitación se dirigió a la habitación del rey, al estar frente a la puerta tocó y le dijo. — Rey tengo noticias, por favor déjeme pasar.

— Entra Isaac y toma asiento, estaba tomando una siesta pero bueno, no puedo descansar pensando en todo lo que le ocurre a mi reino últimamente

Isaac entro al cuarto y tomo asiento — Rey Agustín XII hoy debemos de implementar la mejor seguridad que nunca hayamos tenido.

— ¿Por qué Isaac? Dame un segundo quiero tomar café ¿Tú quieres? – Le dijo Agustín buscando una escusa para volver a ver a Anett –

— Si claro.

El rey salió del cuarto y mandó a decirle a Anett con otra criada que quería café, luego volvió a entrar al cuarto. — Okay prosigamos ¿Por qué lo de la seguridad? ¿Haz logrado sacar algo de esos asquerosos invasores?

— Por eso mismo lo digo rey Agustín XIII, mandaron a esos invasores para hacerse pasar por soldados franceses, para que hoy en su festejo de su decimo aniversario matarán a condes, barones ó duques de otras naciones para así empezar una guerra nueva de Francia contra otra nación europea.

— Asquerosas sarnas españolas ¿Qué propones tu hacer Isaac? – Tomo un papel y con mucha fuerza y furia comenzó a apretarlo todo –

A los pocos segundos se escucha que tocan la puerta y la voz de una linda doncella se escucha y dice lo siguiente:

— Soy yo Anett Deschamps con el café su majestad

— Entra Anett y sirve dos tazas de café. – Miro a tal doncella cuando entro y le sonrió de forma dulce. –

Anett mira la sonrisa del rey se ruboriza y baja la mirada un poco apenada y empieza a servir las tazas de café.

— Pues lo que recomiendo es que por el día de hoy busquemos refuerzos para la celebración, vendrán muchos invitados internacionales y ¿Cómo quedaría usted rey Agustín XII si le llegase a pasar algo a alguien? – Dijo Isaac con cara de que tramaba algo –

— Eso sería horrible, tanto que podría haber un levantamiento entre naciones, pues me parece bien la idea, debemos mejorar nuestro sistema de defensa, hoy debe de salir todo perfecto Isaac Bonhomme, cuento contigo. – Le tendió la mano para que esté se la estrechará –

— Claro que si rey. – Le estrecho la mano, tomo su taza y llevo comenzó a beberla hasta hasta terminarla –

— Voy a alertar a todos nuestros soldados, que si llegan a ver a alguien extraño lo capturen y me avisen de una vez.

El rey termina su taza de café puso la taza de café en donde iba, se levantó y llevo a Isaac hasta la puerta para así despedirlo mientras me dijo. — Hoy todo debe salir perfecto, cero errores Isaac. Tu siempre hacer genial tu trabajo, hoy debes de hacerlo más impecable que nunca, refuerza la seguridad y haz que la noche de hoy sea extraordinaria, no quiero errores.

— Claro mi rey, se lo prometo que así será. ¡Oh! Mi rey se me ocurrió una idea, escúchela y dígame que le parece, tengo pensado hacer un reclutamiento masivo en toda Francia, esto es una amenaza mi rey y debemos mantenernos al margen ¿Qué le parece?

— Me parece super genial tú idea, reclutemos más individuos, Francia necesita un ejercito poderoso digno de la realeza.

— Me parece perfecto comenzare a pedirle a los soldados que empiecen a informar esto en el pueblo. Sin más que decir me despido rey – Le vuelve a dar la mano al rey, este abre la puerta y sale de la habitación en busca de otros soldados para formalizar el plan. –

El rey un poco cansado pero a la ves ansioso dijo. – Bueno iré a descansar, espero ahora sí pueda hacerlo.

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