Por Rocío

Ramiro es un cirujano que tiene un dominio total sobre su persona, me refiero a que si no lo desea, jamás se le escaparía una sonrisa o una lágrima.

Me asombra que desde que nos volvimos a ver, pareciera que ese control desapareció, porque lloró junto a mí, me rogó desesperado, se metió en mi cama y si bien hubo besos y caricias, me penetró enseguida.

Claro que yo al sentirlo, aunque consideraba que no era correcto permitirle hacerme suya, también tuve un orgasmo que llegó demasiado rápido, mi excusa es que hacía un año o más que no tenía relaciones.

En realidad… fue porque por un momento me olvidé de todo y sólo lo sentí a él, con su calor, su pasión, su forma de amarme.

Quizás esa vez Ramiro sintió mucha ansiedad por el tiempo que había pasado…

Pero en la pista de baile… eyaculó y ni siquiera era un momento íntimo, es decir, sí, estábamos bailando muy juntos, sintiéndonos, nuestros cuerpos se recordaban y se añoraban, porque yo estaba húmeda, más que húmeda y cuando lo sen