Cuando Willow escuchó aquello, llamó a las dos empleadas. “Esperen”.

Las dos empleadas se dieron la vuelta. “¿Cómo podemos ayudarte?”.

Willow caminó hacia ellas con una mirada seria y preguntó: “¿Quién es esta diseñadora de joyas de la que hablaban?”.

De repente, tuvo un mal presentimiento.

“Oh, es la diseñadora internacional de joyas, Zora”.

La expresión de Willow se llenó de ira mientras apretaba los puños. ¡Era esa mujer!

De repente, recordó lo que Maisie había dicho cuando se había ido. ¡No! Esta había sido la razón por la que esa mujer estaba dispuesta a dejar Vaenna. ¡Ella estaba allí para aferrarse a Nolan!

¡Esa bribona!

Consumida por la ira, Willow corrió hacia el piso 16, en donde vio a Quincy salir de la oficina.

Quincy se quedó atónito cuando la vio y se acercó a ella. “Señorita Vanderbilt, ¿por qué está…?”.

“¡Quítate del camino!”. Willow lo empujó a un lado y se dirigió directamente al despacho de Maisie.

Quincy entró en pánico. ¿Debía informar al señor Goldmann?