Sonó un disparo agudo y la bala aterrizó en la espalda de Nolan.

Maisie se quedó atónita, seguidamente, sus pupilas se contrajeron.

Bajo la luz del farol, las líneas rígidas de su rostro se suavizaron. La luz de sus ojos abandonaba lentamente el iris mientras la miraba profundamente a los ojos. Levantó la mano para acariciarle la cara, y una ligera sonrisa apareció en la punta de sus labios. “Zee. No te preocupes, yo…”.

Él bajó la cabeza, queriendo darle un beso en los labios. Sin embargo, cayó lentamente como una marioneta a la que le cortaron la cuerda cuando estuvo a punto de tocar sus labios.

Maisie lo sujetó rápidamente. Sorprendida, se dio cuenta, de que él había recibido un disparo en la espalda, y lágrimas cálidas empezaron a brotar de sus ojos. Abrazándolo, gritó: “¡No, no! Nolan, ¡no te duermas! ¡No te permito que me dejes!”.

Cuando Quincy y Cherie llegaron con la policía, se sorprendieron al ver que Maisie estaba llorando con Nolan en sus brazos.

“Señor Goldman…”.

La