El cuerpo de Lisa estaba temblando. Finalmente entendió por qué Nollace no la trató de forma diferente después de tantos años. Él recuperó su memoria.

"Realmente querías que Daisie probara el sabor de la ruina, ¿verdad? Entonces puedes quedarte aquí en el mercado negro y disfrutar al máximo de este trato".

Nollace se dio la vuelta indiferentemente.

Las pupilas de Lisa se dilataron, el miedo impregnó y llenó su corazón, y su cavidad torácica estaba a punto de estallar por el miedo.

Varios hombres se la llevaron a rastras. Por más que lloraba histéricamente, todos la ignoraban.

Ya era muy tarde en la noche.

Tristan no se durmió y estaba sentado solo en la sala, pensando en algo, hasta que vio volver a Nollace. "¿Ya arreglaste el alojamiento de Lisa?".

Los ojos de Nollace se movieron mientras esbozaba una sonrisa. "Su alojamiento es perfecto para ella, y ella está muy contenta y satisfecha con él".

Tristan frunció ligeramente el ceño y permaneció en silencio durante un largo rato.