"¿Qué quieres decir?".

Al ver que Hector planeaba continuar, Lucy se cubrió la cara. “Deja de preguntar, yo… Déjame ir a casa y calmarme”.

Ella se levantó inmediatamente, pero se golpeó la rodilla contra la mesa de mármol, lo que hizo que se produjera un fuerte ruido. Hector extendió la mano para agarrarla. "Cuidado”.

Lucy perdió el equilibrio y cayó en sus brazos.

Ella se detuvo y luego giró la cara porque el rostro que tenía a unos pocos centímetros le provocó un paro cardíaco.

Fue un momento interesante, como si estuvieran atrapados en un campo magnético.

Después de volver a la realidad, Lucy se incorporó inmediatamente, sus orejas estaban completamente rojas: "Yo... ¡Lo siento!".

No le importó el dolor en su rodilla y se alejó tambaleándose sin mirar atrás. Cuando volvió a su apartamento, cerró la puerta y se quedó apoyada contra ella, empezó a respirar profundamente, recordándose a sí misma que tenía que calmarse.

Pero su corazón, que latía con fuerza, estaba fuera de con