Capítulo 1125
Desde el baño hasta la habitación principal, Yorrick la dominaba en la oscuridad. Nadie podía ver el intenso deseo que ocultaba en lo más profundo de su mirada. Para Yorrick, la actividad íntima que se prolongaba hasta la luz del día era un abismo al que decidió lanzarse. En cuanto a Xyla, era una contradicción y una represión que nunca antes sintió.

Al final, todo se calmó.

A la mañana siguiente, Xyla se despertó por un ruido en la sala. Cuando trató de moverse, sentía como si su cuerpo se estuviera desmoronando.

Mientras estaba en trance, escuchó a una mujer gritar: “¡Yorrick, soy tu prometida! No me interpondré en tu camino si quieres divertirte con otras mujeres, pero por favor, ¡espero que puedas respetar el contrato matrimonial entre nosotros!”.

A Xyla le temblaron los párpados.

'¿Prometida?'.

Se obligó a levantarse de la cama y se dirigió a la puerta para escuchar su conversación.

Yorrick se rio entre dientes. "Que conste que nunca acepté casarme contigo".

"¿Quieres inc
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