Mi vida contigo
Mi vida contigo
Por: Anggie
Capitulo 1

Todavía no pongo un pie en casa y sé que Gustavo esta otra vez de regreso.

Entre, pasando de largo a mi habitación.

Hace años deje de intentar hablarle. Al principio pensé que tarde o temprano nos volveríamos una familia, como las de la televisión, al hacerme más grande descubrí que jamás pasaría, así que nos ignoramos mutuamente.

Me encierro en mi habitación y me pierdo haciendo las tareas de la escuela. No sé cuántas horas han pasado cuando mi madre toca a mi puerta.

-hola pequeña, ¿Cómo estás? -

-bien mama, haciendo la tarea –

- ¡tengo buenas noticias! -

- ¿Qué pasa? -

-Gustavo me dijo que se quedara para siempre-

- ¡QUE! - grito sorprendida.

- ¡si! ¿te lo puedes creer? Es genial, tu sabes cuánto lo amo y se va a quedar…-

No puede ser, no puede ser. Yo sabía que íbamos a formar una familia tarde o temprano solo era cuestión de tiempo.

Laura, Laura deja de ignorarme.

Gustavo me dijo que se quedaba, pero con una condición y me tienes que ayudar-

Si mamá claro que sí. ¿Qué condición? -

Que te vayas-

¡¡QUE!!-

-tu sabes que nunca ha querido hijos-

Y yo como voy a saberlo si ni me habla-

Pues por eso – dijo como si fuera algo obvio- por qué crees que se ha ido, pues por tu culpa-

¿QUE´? ¿cómo puedes decir eso? -

Es la verdad, además sabes todo lo que he sacrificado por ti –

No puedo creer que me digas eso, eres mi madre –

No puedo creer que seas tan egoísta. Pensé que estarías feliz por mí.

¡¡TE ODIO POR ARRUINAR MI VIDA!!-sale del cuarto dando un portazo.

No puedo creer lo que acaba de pasar.

Pensé que seriamos una familia y al segundo siguiente ¡¡ me quiere sacar de su vida!!; Por Dios nunca ha hecho nada por mí y ¿me dice egoísta a mí?

Todavía no salgo de mi asombro cuando entra Gustavo a mi habitación gritando.

¿Qué no entiendes que no te queremos aquí?

¿Por qué tienes que hacer un puto drama de todo? -

Desde la sala se escucha a mi madre gritar:

- ¡sácala de aquí, no la quiero volver a ver! -

- Ya escuchaste a Teresa agarra tu m****a y largo de aquí-

- ¿pero a donde voy a ir? - pregunto siguiéndolo hasta la sala.

- No es nuestro problema-

- pero ni siquiera tengo dinero y mañana tengo que ir a la escuela.

¿qué voy hacer? ¡por Dios mamá! -

- ¡QUE NO ME DIGAS ASI! - se va a su cuarto.

Gustavo y yo nos quedamos viendo por lo que parecen horas y cuando creo que me va a correr otra vez dice.

-No te vayas – y va tras de mi madre.

Pasan minutos donde mi madre llora y grita. Pero en realidad no entiendo nada de lo que están hablando.

Gustavo y Teresa hablaron y llegaron a una conclusión.

Necesitan pasar más tiempo juntos y las labores de la casa les desagradan a los dos.

Así que pude quedarme, pero dejaron muy en claro que no me quieren aquí y que solo me dejan como pago por limpiar y cocinar. Pero que me quieren fuera de aquí lo antes posible.

La primera semana pensé que Teresa cambiaria de opinión y que dejaría de lado la idea de que me fuera.

Pero cada día que llego de la escuela me recibe con la misma frase:

-creí que por fin te habrías largado-

Al principio me lastimaba, pero conforme pasaron las semanas caímos en una rutina donde la mayor parte de mi tiempo la pasaba fuera de casa.

En la mañana estando en la escuela.

Al llegar a la casa intentar hacer la comida y limpiar lo más rápido posible. Para salir de su camino lo antes posible y pasar el resto de la tarde en mi habitación.

Tengo que decir que lo más difícil es la cantidad de sexo que tienen en toda la casa y a toda hora sin importar que yo esté presente.

Pero lo que realmente me molesto, es que la otra semana. Mientras me bañaba, entraron y me sacaron para tener sexo en la regadera.

Desde ese día salgo a caminar y en una de mis caminatas nocturnas encontré un gym público.

Entre por pura curiosidad y descubrí que cuentan con regaderas para los usuarios.

Así que desde ese día voy y me siento en las gradas en busca de la tranquilidad que no hay en casa, si es que a ese lugar se le puede llamar así. Y cuando el gym está cómodamente vacío voy a las regaderas a bañarme.

Estoy sacando la ropa de la secadora cuando escucho a Teresa reír y sale corriendo completamente desnuda seguida por un Gustavo igual de desnudo.

Dios, no puedo soportar esto por mucho más tiempo.

Voy a mi cuarto y agarro mi maleta con ropa limpia, mis jabones y cremas.

Salgo lo más rápido posible para evitar cualquier otra demostración de “afecto”.

Solo para detenerme en seco en la sala.

Teresa esta de rodillas en el sofá, recargada en el respaldo de este. Mientras Gustavo se la folla desde atrás.

No solo la situación es desagradable, si no está también el hecho de que tengo que pasar por detrás de Gustavo para salir. Y en ningún momento se detiene para dejarme pasar.

Cuando por fin logro salir del infierno. Perdón de mi casa, me dirijo al gym.

Al llegar me doy cuenta que está más lleno de lo normal, no le doy importancia y subo las gradas lo más arriba posible para estar lo más alejado posible de las personas.

Ahora solo hay dos corredores en la pista, una muchacha corriendo en las gradas y un hombre que está justo frente a mí.

Entro al baño cuando va saliendo una muchacha. Así que estoy sola.

Escojo una gaveta y dejo mi maleta y mi ropa sucia la dejo en el banquillo.

Cuando salgo de la regadera me pongo mi ropa interior antes de quitarme la toalla del cuerpo.

Para con la misma toalla envolver mi cabello. Me pongo mis cremas y me visto tranquilamente.

Seco mi cabello y lo desenredo para dejarlo suelto y se termine de secar.

Empaco mis cosas y cuando estoy cerrando mi maleta la puerta del baño se abre para dejar pasar a un hombre.

- ¡emm! Este baño es de mujeres.

El de los hombres está al otro extremo- El hombre no hace ninguna señal de irse- señor, ¿me escuche? -digo mientras tomo mi maleta y lo cuelgo en mi hombro.

Al darme cuenta que no dirá nada me dirijo a la entrada y al intentar pasar no se mueve, así que intento pasar por uno de sus lados.

Pero no me deja pasar al poner uno de sus brazos para después acorralarme con su cuerpo.

-señor esto no es gracioso, déjeme pasar-le digo empujando su pecho con las dos manos, mientras siento su respiración en el cuello.

Alzo la mirada sorprendida por la sensación. Y es cuando me doy cuenta de lo alto que es.

Ni siquiera puedo verlo a la cara pues está oliendo mi cuello.

Intento respirar lo más tranquila posible para no entrar en pánico y lo más calmada que puedo digo:

Señor, me podría dejar ir. Por favor- digo intentando poner espacio entre los dos.

Pone una mano en mi cara sin moverse de mi cuello.

Manteniéndome en el sitio.

No, Laura- me gira quedando mi espalda en su pecho.

Me está tapando la boca con su mano. Pero yo aún no puedo reaccionar. pues todavía estoy tratando de recordar si es que lo conozco. Que no me doy cuenta que no puedo respirar hasta que mis pulmones se quedan sin aire y no los puedo volver a llenar.

Es cuando me doy cuenta que es lo que me está pasando.

Me llevo las manos a la cara e intento quitar sus manos de mi boca. Me estoy desesperando así que intento zafarme de su agarre.

Pero el me carga. Y es cuando por segunda vez me doy cuenta de lo alto que es.

Intento patearlo, pero ya es muy tarde pues estoy viendo todo borroso.

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