Capítulo 8
Mi madre me dijo con tono burlón: —Te lo digo en serio, sería estupendo que volvieras a encargarte del negocio familiar. Alonso estaría encantado. Cuéntame, ¿qué te hizo decidirte por el camino de ser una “enchufada”?

—Es que alguien intentó aplastarme con sus influencias, así que decidí dejar de fingir.

—No hablemos más, mamá. Voy a levantar la cabeza con orgullo y hacerme valer.

Colgué el teléfono y me giré para regresar a la empresa.

Podía escuchar las risas a carcajadas desde lejos, pero pronto dejarían de reír.

Cuando entré, el primero en hablar fue el enchufado: —¡Vaya, si ya habías renunciado! ¿Qué haces aquí de nuevo?

—Vengo a echarlos. Esta es mi empresa.

—¡Ja! Debiste haberte golpeado la cabeza con la caída de antes.

—Miren sus teléfonos. Esta sucursal ya está a mi nombre.

Con miradas desdeñosas, sacaron sus móviles. Pero pronto, el horror se reflejó en sus ojos.

—¡No puede ser!

—¿Por qué no? Ustedes mismos dijeron que soy una enchufada. Están despedidos.

El director, quien
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