By Agustin

Amo a mi pendeja y ella a mí.

En la semana voy a pasar por la casa de mis padres para terminar de aclarar éste tema, de una vez y para siempre.

Recuerdo cuando mi hermano se separó, fue caótico.

Tanto drama y ni siquiera fue culpa de él, no podía con su sufrimiento y encima lidiar con la preocupación de mi madre por lo que iban a decir los vecinos, parece increible que tenga dos hijos profesionales, ella misma hizo dos años de Psicología y mi padre es médico, igual que mi hermano.

Eso es por vivir siempre en el mismo barrio.

Subí hasta mi habitación, Any seguía durmiendo, sonreí mientras la miraba, de verdad es dormilona.

Me volví a acostar a su lado y ésta vez sí la desperté, no aguantaba más, apenas me acerqué, y yo ya estaba subido a una moto.

Le clavé mi erección en su cuerpo.

La desperté con mis besos en su cuello.

-Buenas tardes dormilona.

-¿Qué hora es?

-Las tres de la tarde.

-Es temprano…

Me dice despertando una sonrisa en mí.

Ella giró para darme la espalda y qued