Cuando volví a mi habitación, saqué un cuaderno y un bolígrafo y empecé a escribir algunas notas sobre cosas que había notado en el mundo de las hadas. Cosas que necesitaban ser recordadas. Sabía de lo que eran capaces. Es decir, mi padre tuvo un hada vigilándome durante años y no tenía idea. ¿Cómo sé que no pueden meterse en la cabeza de alguien y hacerles olvidar toda su vida? Eso es lo único que no iba a dejar que me quitaran.

Sabía que algo no estaba bien aquí, pero no podía salir de aquí por mi cuenta y matarían a Layla si ella me sacaba. Así que necesitaba asegurarme de seguir el juego con lo que sea que estuvieran haciendo. Y necesitaba ser malditamente buena engañándolos también.

Cuando terminé con eso, lo escondí en el fondo de mi cajón y caminé hacia las puertas de mi balcón, las abrí y me paré en el pequeño balcón fuera de mi habitación mirando hacia la aldea.

Podía ver antorchas ardiendo mientras la gente seguía despierta y podía ver personas, que parecían hormigas desde do