Cuando salí de la escuela, no sabía dónde iba. No quería ir a casa. Y definitivamente no iba a regresar a la escuela después de eso. Y sabía que el bosque estaba fuera de la pregunta porque él ya habría puesto patrullas para buscarme.

Así que me dirigí al último lugar que se me ocurrió. Estaba en el otro lado de la ciudad y cuando llegué a la cabaña vieja y abandonada, encontré la llave en el lugar de escondite habitual que no había cambiado en más de un año y me dejé entrar.

Nadie vivía en la cabaña, y tampoco estaba en el bosque. Pero estaba justo en el borde de la ciudad. Me habría sorprendido mucho si alguien me había visto allí.

Estaba empezando a hacer frío en esta época del año también. Me enfurecía no poder encender la chimenea, pero puse mi bolsa en el suelo y me miré alrededor de la cabaña. No parecía que alguien hubiera estado allí en mucho tiempo. Así que sacudí el polvo del sofá y me llevé uno de los muchos libros de la estantería y me senté en el sofá con él.

Mi teléfono