Edward se giró para mirar el agua, con una pierna fija sobre la otra, inmerso en sus pensamientos. Mientras me sentaba en el suelo, apoyando mi cabeza en los brazos y la vista fija en el lago. Su presencia me dificultaba cada vez más contener los sollozos, y mi respiración se volvió irregular.

"¿No deberías estar con Hannah? No te gustará que te encuentre aquí conmigo.", dije, rompiendo el silencio, pero sin mirarlo, mientras me enjuagaba mis lágrimas.

"No importa lo que ella piense. La persona que necesitas en este momento es alguien que te escuche.", respondió él.

"No he solicitado que nadie me escuche", gruñí, evidenciando mi frustración. Dejé la escuela con el fin de no comunicarme con nadie.

"Bueno, no te abandonaré de esta forma. No te había visto nunca tan afectada y te aseguro que me asusta un poco. Nunca has estado tan herida ante algo. No tienes que decirme qué ocurrió, pero sé que, teniendo en cuenta tu estado, algo muy serio te ha ocurrido.", explicó con una voz que buscaba