Cuando salimos, Jackson le ordenó a un par de guerreros que estaban de patrulla que vigilaran el salón de reuniones y que se aseguraran de avisarle si alguno de los nuevos miembros se iba por cualquier motivo. Si era así, que averiguaran a dónde iban, ya que lo último que necesitábamos era un traidor en nuestra manada.

Me puse el bolso que tenía las dos laptops y todos los otros cuadernos con lo que llevé al salón de reuniones, al hombro y comencé a caminar de regreso a la casa de la manada.

De nuevo, ninguno de los dos dijo nada. Él se enfocó en vigilar el bosque. Sin embargo, no pude entender los sentimientos que estaba sintiendo, estaban todos revueltos por dentro y comenzaron a hacerme sentir mal, así que tuve bloquearlo por completo. Iba a dejarlo sentir y entender por sí mismo.

Tan pronto como llegamos a la casa de la manada fuimos a nuestra habitación, me dirigí al baño a ducharme, luego me vestí con mi pijama calientita y volví al dormitorio.

Jackson ya estaba acostado en la ca