55. AMOR
Habían permanecido en silencio durante todo el trayecto a casa en el auto de Fenicio, rodeado de una gran cantidad de guardaespaldas. Al llegar, Sofía corrió a ver a su hijo, que dormía plácidamente en medio de una enorme cama, en medio de almohadas y juguetes. Se sentó a su lado con lágrimas en los ojos.

—Perdóname, bebé, perdóname —susurró besando su frente.

Sofía se dirigió decidida a la habitación matrimonial. Iba a confesarle toda la verdad a López. Mientras caminaba por el largo pasillo, se detuvo a contemplar extasiada un hermoso retrato que parecía de ella. Luego siguió mirando las fotos hasta toparse con una de Javier López.

—¿Por qué tuviste que hacer eso, eh? ¿No podías conformarte con lo que tenías?— murmuró para sí.

—¿Sofí? —la interrumpió López, haciéndola sobresaltar —¿Le hablabas a mi abuelo?

—Pensé que era tu padre —respondió Sofía.

—No, ese es mi abuelo. Ven, este es mi padre y ella mi madre. Ya sé, no me parezco a ellos.

—Pareces hijo de tu abuelo y no de tu p
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