Catalina Abrego de Stuart En ocasiones me preguntó ¿Por qué mi matrimonio no puede ser del todo feliz? Luego mi pregunta se responde sola cuando recuerdo que hay una psicópata interesada en arruinar nuestras vidas. ¿Qué si culpo a mi marido por esta situación? Realmente no porque mi esposo no tiene la culpa que esa mujer se obsesionará con él por eso mismo no puedo culparlo de nada. Demian, no tiene por qué cargar con culpas que no le corresponden aunque mi hermano, quiera verlo diferente. Mauricio no para de expresarse mal de mi esposo pensé que su hostilidad con él había parado. Sin embargo parece que me equivoqué. Desde que llego a casa esta tarde no para de destilar veneno contra mi esposo lo responsabiliza de las tontería de Helen. No, estoy de acuerdo Demian no es responsable de cada tipa que piense de más con él. Acaso Mauricio piensa que otros deben soportar la carga emocional de particulares. -Catalina, deberías pensar bien que te conviene más en este momento. Nuestros
Catalina Abrego de Stuart -Demian, cuando llegaste -Sus brazos alrededor de mi cintura es mi anuncio de su llegada a casa. Inhalo el delicioso aroma proveniente de mi marido. -Hace poco mi amor ¿Cómo han estado las cosas aquí con los niños? Y Eliza cómo sigue me imagino que Henry no tarda en llegar para cuidarla – murmura colocando sus labios contra la piel de mi cuello. Una sensación de placer se propaga por cada terminación nerviosa de mi cuerpo. -Con nuestros hijos todo bien… ahora Caty está en su siesta. Denn, está ocupado con sus tareas con los niños de Alicia en la biblioteca, Nana Gloria se ofreció ayudar con ellos. Mientras yo reviso los expedientes de nuevos casos que llegaron a la clínica -Digo conteniendo mi respiración con sus labios desplazándose por mi hombro. Solo me había levantado un momento del escritorio para estirar mi columna apoyando mis manos en la superficie de madera. Fue ahí donde mi marido llegó colocando sus manos sobre mis caderas para luego desplaza
Demian Stuart Mis nervios están de punta como diría mi mujer. Ver cómo lucha por dar unos pasitos me está asustando nuestro pequeño retoño comienza a mostrar interés por caminar quiere seguir a su hermano dónde sea que vaya. Denn, con paciencia toma su pequeña manita. Para ayudarle a caminar mientras mi pequeña Catalina se tambalea con sus piernitas inestables ¡Dios me dará un infarto! Cada vez que ella está a punto de caer sentía dolor de estómago. Estoy tan nervioso como nunca en la vida pensé que pasaría. En cuanto a mi mujer solo sonríe permanece tranquila observando que nuestros hijos están jugando ¿Cómo resiste ver a nuestra pequeña hija de esa forma. No teme que puede dañarse en cualquier momento? ¡Que si cae y se lastima! -Hijo con cuidado no camines tan rápido puede caer tú hermana. Por favor Denn cuidado -Digo mortificado. Mi mujer me mira burlona ¡Dios acaso no comparte mi preocupación! -Mi amor tranquilo, ella estará bien. Nuestro hijo está cuidando de Caty. Si, sig
Catalina Abrego de Stuart Con paciencia limpio el desastre que dejaron mis hijos junto con su padre en la sala, ahora la zona parece como si un tornado paso arrasando en medio de nuestra casa. No pienso dejar ese trabaja a mi pobre Nana Gloria, por lo que voy ordenando un poco. Supongo que cuando Demian termine de convencer a los niños que deben dormir vendrá ayudarme. A veces mi marido es más niño que su propio hijo es muy tierno ver al poderoso hombre de negocios reducido a un amoroso padre. En manos de dos niños pequeños que lo tienen entre sus dedos. A esta hora nuestra casa está sumergida en un silencio agradable todos en su interior descansan eso incluye a Eliza y Henry en habitaciones diferentes desde luego. Henry se convirtió en un integrante más de esta familia que se está extendiendo poco a poco. Me preguntó ¿Cuánto tiempo más durará esa situación? Entre esos dos si para todos es evidente que existe algo más que atracción entre ellos. Sonrió por mis pensamientos. Mi fa
Demian Stuart -Catalina, hablaras sinceramente conmigo o debo descubrirlo por mis medios, pequeña. En esta ocasión no pienso permitir que mantengas al margen. Me dirás… ¡Oh tendré que llamar a Gregory! –Digo, manteniendo a mi esposa ejerciendo con mis manos con un poco de fuerza sobre sus hombros. Estaba vez ella no me ocultara nada tendrá que decirme la verdad. -Demian, ¿Qué voy a confesar si ni siquiera… lo sé? Si estoy… -Sí, estas que… Catalina dilo de una buena vez ¿Cuál es tú sospecha? –Mi corazón inicia con un latido errático es lo que estoy suponiendo puedo verlo en su mirada. Esa forma que acunaba su vientre me dice que ella… no, puede ser y menos en este momento. Por eso ella ha tenido tantos cambios con sus hábitos de dormir y comer piensa que no lo noto. Soy su esposo siempre estoy pendiente de ella y mis hijos aunque ella piense lo contrario. ¡Que estúpido he sido en no sospecharlo a pesar de tener todas esas diferencias en mi cara! Acaso todavía no sigue en su dieta
Demian Stuart -Demian, que bueno llegaste puntual ya la doctora Patrick nos espera para la consulta. Voy a preparar todo los dejare un momento. Caty no seas tan dura con mi amigo –Murmura Gregory antes de salir a mi mujer con una sonrisa, luego se enfoca en mi ahí es otra historia se muestra serio quizás hasta molesto. ¡Genial para que el cerebrito actuara de esa manera realmente he actuado como un idiota! Mi pequeña Catalina asiente sin dirigir ni una sola mirada en mi dirección nuevamente ¡Esto no está bien pero yo me lo busque! -Catalina, por favor mi amor hablemos –Voy diciendo mientras caminando en su dirección inseguro si obtendré rechazo de su parte. Mi temor se vuelve más latente cuando al tratar de tomar su mano me rechaza apartando la suya de manera brusca. Eso me dolió está claro que quiere interponer una brecha entre nosotros. -Mi amor permíteme hablar contigo por favor –me coloco sobre mis rodillas frente a ella para tener una visión más clara de su rostro. Ella, m
Demian Stuart Cuando llegamos a nuestro hogar todo siguió igual mi esposa no me dirigió una sola palabra en el camino a casa eso también incluía su mirada ignorándome todo el tiempo. Catalina estaba más allá de molesta con justa razón. En lugar de alegrarme por un nuevo hijo mi proceder fue actuar como un idiota. Me tenía bien merecido su rechazo. Nuestros hijos estaban presentes en la sala junto a nana Gloria y Eliza cuando llegamos, quienes los entretenían haciendo figuras con plastilina. -Mamá, llegaron ¿Qué te parece mi figura con plastilina? –Murmura mi pequeño hijo arrojándose a los brazos de su madre. Mientras que mi presencia fue completamente ignorada. Si, su madre está presente dejo de existir para mi hijo. -Qué bonito mi niño lindo muéstrame –Su voz se mostraba animada pero sé que mi esposa solo está tratando de ocultar su molestia. Como es evidente que ella no me perdonara por el momento busco refugio en los bracitos de mi hija Catalina quien tiene hasta su cabello
Demian Stuart Eliza realiza un movimiento con su arma indicando su proceder asiento deteniendo mis pasos, entendido que se propone. Me uno a sus pasos únicamente vestido con unos simples chantajes es mi culpa por ser un confiado a pesar de las advertencias de Jonathan. -Señor Stuart, si las cosas se ponen peligrosas regrese por los niños y su esposo. Asegúrese de sacarlos sanos y salvos –Dice, Eliza manteniendo su mirada sobre un punto a lo lejos de nosotros. -Piensas que se trate de ella acompañada por alguien, es posible que… -No, estoy segura pero pude contar tres personas entrando a la casa todos hombres no hay ninguna mujer entre ellos. Luego recuerdo que Henry y Nana Gloria también está en casa pero antes que formule la pregunta sobre su paradero ella me lo dice. -Nana Gloria se encuentra en la habitación de Caty mientras que Henry fue por Denn luego se reunirá con ellos para asegurarse que estén bien. -¿Cómo lograste convencer a mi amigo que te dejará venir sola? – preg