Capítulo 4.

Maya.

 

Lo único que quería hacer era correr después de escuchar todo aquello, me dolía que mi hermano pensara que yo era incapaz de dar una buena batalla, o que pensara que Noriel era mejor opción que yo, para ellos siempre era así, alguien siempre era mejor opción que yo, podría ser la mejor guerrera, pero para ellos no era nada, creo que hasta el cero era más importante que yo. Si mi hermano tenía ese concepto de mí que podía esperar de él, me había esforzado tanto pensando que al fin tendría una oportunidad para ser parte de algo, pensé que al fin podría salir de las garras de mi hermano y esa bola de idiotas pero no, una vez más me habían echado a un lado.

 

Camine por el frondoso bosque tratando de olvidar ese trago amargo, algunas lágrimas se me escaparon pero no iba llorar por eso, se que si quiero ser alguien en la vida debo salir de mi vínculo familiar, tal vez ahora que se quien es mi mate deba partir, ya no me importa nada aunque no quiero que nada le suceda a Amélie.

 

“—Debemos darnos una oportunidad con nuestro mate Maya, tal vez si nos quiera”.

 

—No lo sé Amélie y si no nos quiere si nos rechaza por ser una gamma inestable.

 

“—No importa, al menos así podremos morir feliz de que nos dimos una oportunidad para amar”.

 

—Lo pensaré Amélie, ya no quiero sufrir más y mucho menos por amor.

 

“—Solo piensa Maya”.

 

—Lo haré lo prometo.

 

Corto el link con Amélie y continuó mi caminata, cuando estoy a unos pasos suelto un suspiro.

 

—Tengo que ser mucho más fuerte y demostrarle a esos lobos que soy mejor que ellos.

 

—Eres mejor que ellos, solo que no has aprovechado al máximo ese don que te otorgó la diosa luna y mucho menos la fuerza de tu loba —Dice él saliendo de no se donde.

 

—¿Qué hace aquí.. cómo sabía que yo.. como diste conmigo? —Digo asustada.

 

Seguimos hablando y cuando le preguntó sobre cuándo empezaremos a entrenar él dice que primero empezaremos nosotros y luego los demás, eso me hace preguntarle si soy la primera, no sé, pero me parece raro. Después que él me dijera sobre su mate y que la aceptara como fuera me hizo replantearme es lindo que a él no le importe lo que ella sea, es decir lo que yo sea, pero aún no voy dejar que él sepa que soy su mate.

 

Después de despedirme y de quedar mañana para entrenar me fui a casa a hacer mis obligaciones.

 

En la noche bajé a limpiar lo que habían ensuciado.

 

—Ni pienses que por que él te eligió te vas a salvar de tus responsabilidades en la Academia —Abro mi boca para contestar, pero decido cerrarla, para que decir algo.

 

—Lo sé, iré después cuando termine de entrenar con él joven Maikel.

 

—Me parece bien o podrías madrugar para que hagas todo.

 

—Está bien hermano.

 

—Que no soy tu hermano, no somos iguales tú eres una estúpida gamma y yo soy un guerrero —Me grita.

 

—Y yo también podría llegar a ser una guerrera como tú, pero nunca me das la oportunidad —Le gritó de vuelta y recibo una fuerte bofetada.

 

—Cuántas veces te voy a decir que no me respondas —Me toma del cuello.

 

—Suéltame estoy harta de tus abusos.

 

—No me busques Maya o te juro que está vez convertiré tu vida en un verdadero infierno —Sonrió.

 

—Más de lo que es, qué más podrías hacer que no hayas hecho.

 

—Quieres averiguarlo Maya—. Dice apretando más mi cuello. —Eres una inservible tu destinado nunca querrá una loba insignificante como tú —Siento que el aire me hace falta.

 

“—Estoy harta de este abusivo”.

 

—Amélie por favor no hagas nada.

 

“—No maya ya es suficiente”.

 

Siento algo recorrer por mi cuerpo, tomó sus brazos y los apartó de mi cuello, toso.

 

“—No te atrevas a tocarme de esa forma estúpido lobo, crees que por que eres un guerrero eres mejor que yo, te equivocas —Mi hermano me mira sorprendido y creo que yo lo estoy más.

 

—Esto no se quedará así Maya, te vas a arrepentir, me voy a encargar que ni tú destinado te quiera —Dice saliendo.

 

—Amélie que hiciste, ahora me irá peor que antes.

 

“—Estoy yo para defenderte, yo estaré para ti Maya no te preocupes”.

 

—No se trata de eso, pero está bien disculpa—.

 

Término de limpiar y subo a mi alcoba, no se como le voy hacer para soportar lo que viene de hoy en adelante nada será fácil lo presiento.

 

Al día siguiente voy temprano a la Academia a limpiar, cuando ya estoy terminando de recoger la basura el cesto es pateado y con ello la basura queda esparcida por el suelo, levantó la vista donde me encuentro con la mirada divertida de Johan y uno de sus amigos.

 

—Tendrás que empezar nuevamente Maya, lo malo es que tu nuevo coordinador verá que eres una irresponsable buena para nada —Mi enojo es más grande que el dolor que siento por su trato.

 

—No eres más que un..

 

Me muerdo la lengua para no decirle lo que pienso de ellos.

 

—¿Soy que Maya? —Agachó la cabeza y empiezo a recoger toda la basura. —Eso pensé —Dice dándose la vuelta y saliendo.

 

Lágrimas salen sin control, no se que mal es que le he hecho para que me trate así, soy su hermana. Término de recoger todo, tomo mi bolso y salgo de la Academia, corro por el bosque hasta llegar donde supuestamente entrenaremos.

 

—Llegas tarde —Esa voz hace que me detenga y mi corazón se agite más de lo que estaba.

 

—Lo siento.

 

—¿Te sucedió algo? —Niego. —¿Segura? —Asiento. —Maya mírame —Dice con voz autoritaria, su voz suena como la de un Alpha, de inmediato obedezco y lo miro. —Estuviste llorando —Dice pegado a mi, toma mi barbilla para que lo mire. —¿Qué te sucedió, quién te hizo llorar? —Dice con enojo.

 

—Nadie, solo estaba recordando algunas cosas.

 

—Segura que es eso Maya yo...

 

Susurra algo más que no logro escuchar. 

—Entrenemos por favor —Pido.

 

—Segura que estás para entrenar —Hace una mueca graciosa.

 

—Si —digo con media sonrisa. —Te ves lindo haciendo esa mueca —Ay no pero porque dije eso, tonta Maya. —Ignora lo que dije.

 

—¿Por qué?, ¿En verdad te parezco lindo?

 

—Entrenemos quieres.

 

—Está bien, si así lo desea la hermosa señorita —Sonrió y apartó un mechón de cabello.

 

Coloco mi mochila a un lado, él se quita la chaqueta quedando en una camiseta, diosa que tentación, no puedo dejar de recorrer su cuerpo con la mirada.

 

—Empezamos o ya te arrepentiste.

 

—Si lo siento —Ay diosa luna dame fuerza de voluntad.

 

—Te diré algunos pasos básicos de combate —asiento. —Posición de combate —Me pongo en posición de combate. —Separa un poco las piernas y mueve la derecha un poco hacia adelante —Hago lo que me pide. —Bien, ahora un paso hacia adelante en esa misma posición y luego retrocedes dos, luego avanzas tres y retrocedes uno —Todo lo hago al pie de la letra..

 

—Muy bien descansa —Caigo rendida al suelo.

 

—¿En verdad son pasos básicos de entrenamiento? —Le pregunto mirándolo.

 

—Sí, así fue como aprendí yo —Frunzo el ceño.

 

—¿Quien te enseño?

 

—La mejor guerrera de todos y claro también aprendí de papá Da.. aprendí de los mejores —Dice algo pensativo.

 

—Y podrías decirme quién es esa guerrera.

 

—Si mi madre.

 

—¿Tu madre es guerrera? —Digo sentándome y quedando frente a él.

 

—Si cuando te conozca mejor te hablaré de ella.

 

—¿Por qué no ahora?

 

—Porque es mejor estar en confianza para poder hablar de una persona muy importante para mí —Asiento.

 

—Te entiendo, disculpa.

 

—Descuida.. seguimos —Dice poniéndose de pie.

 

—Si —Me extiende su mano, pienso en tomarla, pero al final Amélie me gana y toma su mano.

 

Me levanta sin esfuerzo alguno, haciendo que quedé pegada a su cuerpo, su aroma invade todo mi ser, que siento ganas de besarlo.

 

Inclina su rostro un poco, ¡Ay! que no le de por besarme, sus ojos son tan hermosos son se un verde con destellos gris y algunas motas azules casi imperceptibles.

 

—¿Q.. qué haces —Levanta su mano y la lleva a mi rostro.

 

—Confía en mi Maya —Me dice acariciándome el rostro, lo miró como tonta, su tacto se siente tan cálido.

 

—Quiero confiar en ti, pero tengo miedo —Respondemos Amélie y yo.

 

—No debes tener miedo Maya prometo no lastimarte.

 

—¿Seguro? —Asiente. —Confiare en ti—. No se que es lo que estoy diciendo.

 

—Dime ¿quién te hizo eso? —Dice tocando mi cuello.

 

—Nadie.

 

—No mientas, ¿dime quién? tú no pudiste hacerte eso sola, dijiste que confiarías en mí.

 

—Sí, pero no puedo lo siento —digo alejándome de él y dándole la espalda.

 

—Entonces no me queda más que averiguarlo por mí —Giró hacia él, sus ojos están rojos. —Y cuando dé con él que te lastimo juro que me las va pagar, nadie lástima a mi lu.. a mi alumna —gira sobre sus talones dándome la espalda, sus brazos se llenan de un pelaje gris y sus uñas se convierten en garras.

 

Corro hacia él y lo abrazo por la espalda. 

—Por favor no lo hagas por favor te lo pido —gira hacia mí, toma mi barbilla y hace que lo mire, sus ojos están de un azul intenso. —Por favor Maikel, por favor..

 

 

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