Ashary, sabía que su objetivo inicial además de heredar el ducado como alfa, era casarme con un buen omega y tener una descendencia fuerte que pudiera seguir su legado. Y ese omega había sido decidido desde que tenía memoria. Con solo dos años ya le decían quien tenía que ser su pareja de vida.

Milan.

Sí, el mismo omega por el que competiría el príncipe del país. Acaso tenía oportunidad contra eso. Pues es lo que siempre le hicieron creer. Sin embargo, ese día Ashary no tenía ni ganas de luchar o competir. Simplemente quería volver a su habitación y olvidarse de todas sus preocupaciones.

Ojalá alguna vez tuviera la libertad de no tener que preocuparse por el peso de las responsabilidades sobre sus hombros.

Caminó por el pasillo del segundo piso en dirección a su habitación cuando al pasar por una ventana se quedó quieto con la imagen que vio a lo lejos. La ventana daba al patio delantero y esa cabellera oscura y aquella cobriza que brillaba hermosa y danzante bajo los rayos del sol er