Capítulo 79
La primera reacción de Juan fue de incredulidad.

El estatus de Pedro le convirtió en un tonto.

Su amabilidad y paciencia no se debían a Susana, sino a Julio.

Ahora que las cosas se desmoronan, al principio no se lo creía cuando dijo que iba a saltar del edificio.

¡Ahora era sorprendente que estuviera en la azotea!

Luis le envió el vídeo.

Susana estaba en la azotea, temblando, toda ella deprimida y lastimera, como si el viento pudiera hacer caer esta docena de pisos.

Por mucho que Luis intentó persuadirla, ella se negó a bajar.

Se quedó allí, llorando histéricamente:

—Quiero ver a Juan, y si no viene, saltaré desde aquí.

—Lo amo con todo mi corazón. Me obligaron a irme cuando salí del país. ¡Él lo sabe!

—¡Volví por él, no por el dinero!

—Juan, me han tendido una trampa, te quiero mucho, ¡tienes que creerme!

Lo leyó y se quedó indiferente.

Pero volvió a hacer clic en ese vídeo.

Al final del vídeo, la cámara se desplazó como si captara una figura familiar en un instante.

Lorena estaba de
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