Capítulo 57
Lorena arrugó ligeramente el ceño:

—¿No fuiste al hospital anoche?

¿Recordaba a Susana apareciendo, hablando de estar a su lado?

Juan gruñó, con voz grave:

—Eres un corredor rápido, ¿y me dejas ir solo?

Miró su reloj y enarcó una ceja:

—¡Justo a tiempo, ahora vamos!

Lorena miró el reloj y se negó en redondo:

—Lo siento, he quedado con alguien, busca a otra persona que te acompañe, yo correré con los gastos.

Juan se quedó helado, las venas saltaron en las comisuras de su frente mientras su rostro se ensombrecía:

—Tú...

Antes de que pudiera terminar la frase, su rostro se puso blanco y cayó sobre Lorena.

Lorena aún no había reaccionado y no pudo evitar soltar un jadeo de sorpresa.

Juan se desmayó...

Fue la policía la que acabó llevando a Juan al hospital con ella.

Y la policía se marchó.

Lorena se quedó muda en la habitación del hospital viendo cómo el médico se ocupaba de sus asuntos.

No pudo evitar burlarse, ¡se lo merecía!

La enfermera se acercó para recordarle que pagara la cuenta, y
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