Capítulo 432
La voz de Lorena era fría y pesada, y lo miraba con frialdad y resentimiento.

Cada palabra que pronunciaba era como una espina afilada que se clavaba en su corazón.

Su corazón estaba como caído en un abismo, tan pesado que incluso respirar le resultaba difícil.

No podía imaginar que en aquel crucero, su propia hermana fuera directamente responsable de la caída de Lorena al mar.

«¡Que ella hiciera algo así! Desató a Lorena y la empujó al infierno. Todo el mundo estaba viendo los fuegos artificiales en ese momento, y sólo Lorena se enfrentaba a la muerte de frente. ¡Qué miedo debía de tener!»

Juan se sonrojó y de repente no pudo decir una palabra.

«Sí, Lorena no ha muerto, y esa es su suerte, pero esa no es la razón por la que perdona a María.»

¡María merecía morir!

—Lo siento, yo... —no se atrevió a mirarla directamente, hablaba tan bajo que ni siquiera sabía qué decir.

Lorena dijo indiferente, con sarcasmo en la mirada: —¿Qué? No la voy a perdonar. Juan, si hubieras sido tú, h
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