Capítulo 334
Polo siempre era el sueño de María.

Estela también la obligó con Polo en el crucero.

Él era la clave.

Lorena se rio de la enloquecida María.

«¿Cómo puede ser tan desvergonzada? ¿Así que me merecía todo lo que he pasado? ¡Su lógica es de risa!»

Lorena no podía evitar ser sarcástica con ella, —¿Quién te crees que eres? Los sentimientos son incontrolables. ¿No le gustas al hombre que te gusta y me culpas por interponerme en tu amor? Te doné médula ósea para salvarte la vida y me echas la culpa en vez de estar agradecida.María, no seas tan santurrona.

Lorena ya no era educada ni cortés con ella, ya no se llevaban como antes.

Era la enemiga de Lorena.

María estaba pálida y temblaba de miedo.

Lorena llamó a Javier: —Llévala fuera.

Javier asintió y dijo cortésmente: —Señorita López, por favor.

María no se atrevía a mostrar ninguna otra emoción delante de extraños, intentaba ocultar la rabia y la pena que llevaba dentro.

Miró a Lorena antes de salir y, justo al llegar a la puerta,
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