Capítulo 312
Lorena la miró fríamente y le hizo señas para que se callara, —No forcejees, sería malo que te cayeras accidentalmente.

Lentamente ató la cuerda a la desvencijada ventana sin matar el nudo.

Estela se desesperó aún más.

Lorena respiró hondo, sintiéndose por fin mejor por dentro.

«Por fin puedo librarme de esa pesadilla de caer al mar. ¡Qué bien! En vez de torturarme a mí misma, torturaré a ella.»

Volvió a lavarse las manos, se puso delante del espejo y se pintó los labios, después salió del cuarto de baño.

La pared del pasillo era exquisita, de estilo barroco. Las pinturas en la pared eran aristocráticas.

Los apliques emitía una luz tenue.

De repente, vio a Juan de pie junto a la pared.

Tenía una mirada compleja, examinándola y observándola en silencio.

Lorena encontró algo extraño en él de este modo.

Lorena se preguntó si él habría oído el alboroto en el baño momentos antes, y una momentánea sensación de nerviosismo la recorrió, pero prefirió ignorarlo.

Al pasar junto a él,
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