Capítulo 295
—Bien, pero no sé cómo encontraré pruebas.

—En su móvil, su ordenador, su estudio y su caja fuerte, en cualquier lugar privado, podría haber pistas —Emma miró fijamente a Lorena—. Yo te he ayudado y tú me vas a ayudar, Lorena, trabajemos juntas por una vez.

—Bien. —Lorena estuvo de acuerdo.

Ya no confiaba del todo en Polo.

La criada le sirvió el café y se sorprendió al ver que Lorena se secaba las lágrimas. Dejó el café como si nada y fue a informar a Polo.

Emma tomó la caja del regalo y dijo en voz alta a propósito: —¡No te mereces este regalo! ¡Adiós!

Emma le guiñó un ojo a Lorena, luego bajó las escaleras y se fue.

Lorena no pudo calmarse durante un buen rato, se sentó y se dio cuenta de que su pierna, que acababa de golpear el borde de la mesa, estaba un poco roja.

Se frotó la herida y el dolor la hizo gritar de inmediato.

«¿Cómo está viviendo mi familia este tiempo?»

Polo regresó a la villa inmediatamente después de saber la noticia.

Estaba un poco ojeroso, podía ser qu
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