Capítulo 131
Dijo, con ojos fríos y oscuros mientras miraba a Miguel y con el ceño fruncido por la sombra:

—Ella va a descansar, ¿por qué no te vas?

Miguel se rio:—Eres tú quien debería irse.

Una frío nubló el rostro de Juan, sus ojos barrieron a Miguel fieramente antes de mirar a Lorena, su voz era grave:

—Déjalo irse.

Lorena se quedó de pie con expresión fría:

—Juan, eres tú quien debe irse.

La mandíbula de Juan se tensó momentáneamente, su pecho subía y bajaba mientras se contenía estoicamente.

Le lanzó con fuerza una mirada a Lorena, se dio la vuelta y se marchó.

Los pasos parecían llevar rabia.

Lorena arrugó ligeramente la nariz, obviamente él había sospechado de ella y ¿se fue simplemente?

Miguel le dirigió una mirada fría:

—Ayer por la tarde, ¿lo hiciste?

Lorena se tiró de la comisura de los labios:—Sí.

Miguel se calló, su tono se hundió:

—¿Susana provocó el incendio en la caja?

Rápidamente reaccionó ante el hecho de que su hermana no habría sido tan impulsiva para acusar injustamente a un i
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