Capítulo 0096
El rostro de Juan se hundió, su mirada era profunda y oscura, su mano sosteniendo la manzana dando un ligero respingo.

Parecía que en su frente también se había acumulado un atisbo de intolerancia.

Lorena miró fijamente a los dos hombres que tenía delante y se rió por lo bajo:

—Por favor, salgan fuera para hablar, ya es un castigo verlos.

Juan la miró profundamente, con sus finos labios fruncidos, y luego se levantó.

Se acercó y le alisó las mantas a Lorena, e intentó cepillarle el pelo, pero Lorena le rozó la cabeza para evitarlo.

A ella le dio disgusto su cercanía.

Se le puso rígida la comisura de la boca y se levantó como si nada pasara, con voz tranquila:

—Dame un minuto, pronto vuelvo.

Pedro no era hijo de Julio, pero no pudo tirarlo, y su presencia podría ser valiosa para encontrar al verdadero Pedro.

Susana miró la daga manchada de sangre colocada sobre la mesa en una bolsa transparente, sus ojos parpadearon ligeramente, delatando finalmente un atisbo de nerviosismo.

Seguía sien
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